A falta de coordinaciones acertadas, al parecer la estrategia del gobierno central al cierre de las sesiones descentralizadas del Consejo de Ministros, es que el Presidente de la República haga anuncios de obras de considerable y gran magnitud.
Una muestra es lo ofrecido en Arequipa durante la sesión descentralizada organizada por la PCM, donde el Mandatario anunció que con un presupuesto de 1,994 millones de soles se ejecutará la obra de tranvía eléctrico.
Está en su derecho y se enmarca en las funciones presidenciales realizar este tipo de mensajes informativos a la población peruano, pero pensamos que un anuncio es trascedente cuando en seguida se establece un cronograma de actividades desde el proceso de licitación y sobre todo que las fechas no sean muy distantes desde que se lanza la buena noticia.
Otro punto que tienen que evaluar los especialistas del Estado, y escogiendo a los que realmente aman al país, no solamente en una expresión de euforia en un partido de fútbol, sino, que cuando se tengan que hacer las modificaciones necesarias a los procesos de licitaciones, tratando de asegurar al máximo que “por presuntos acuerdos bajo la mesa” se inicien y se trunquen sin tiempo de culminación las obras.
Es un tema de fondo que nos tiene frustrados a los compatriotas, al ver cómo el dinero del Estado se devalúa en proyectos constructivos que pasan a arbitrajes y una obra que se pudo hacer en dos años, termina en seis, hasta en más tiempo. Miremos nomás la obra del hospital Iquitos frente a la obra del Mall de Iquitos que tiene fecha de inauguración para agosto del 2023, son gestiones del sector privado y seguro lo van a cumplir.
Estamos acostumbrados o nos han acostumbrado a aplaudir los anuncios, sea para obras constructivas u otro tipo de ofrecimientos de las autoridades, más aún cuando lo hacen durante el proceso electoral, donde mienten deliberadamente ya que anuncian obras cuando saben que el presupuesto no les alcanzará y eso de gestionar financiamiento es incierto, en todo caso que así lo digan, con todas sus letras.
Es el Estado, la empresa estatal que administra nuestros recursos económicos que debe copiar, adoptar las buenas costumbres o mejor dicho gestiones ejecutivas del sector privado que así actúa, porque hay experiencias del sector privado que también son un fiasco.
Una muestra que parece un botón o la aguja en medio de un pajar, es la obra del puente Paraíso de la ciudad de Nauta, que nos muestra que sí se puede hacer obras y cumplir hasta adelantar los tiempos de ejecución, es una obra modelo, pero así debería ser en todo. Esperamos.