- ¿Por qué favorecer la continuidad de largos días de viajes por río y no hacer carreteras que los reducirían a horas?
Al respecto, el 1 de enero de 2024 entrará en vigencia una ley que aplicará “beneficios” al transporte fluvial de carga y pasajeros. Una medida que seguirá sin resolver los más de 20 días de navegación por río que enfrentan las poblaciones que se asientan de manera dispersa por los 1,600 kilómetros de la cuenca del Putumayo (una extensión tan vasta como la mitad del litoral peruano que va de Tumbes a Paracas).
Se trata de la Ley N° 31855, que otorgará a la actividad del transporte fluvial de carga y pasajeros en los departamentos de Loreto y Madre de Dios, la excepción del pago de 5 % para efectos del impuesto a la renta (IR).
Al parecer, una norma que apunta a beneficiar económicamente a unas pocas empresas navieras, reforzando el monopolio del transporte y perjudicando a cientos de comunidades que seguirán viajando por rutas fluviales igual de largas, peligrosas y difícilmente patrulladas.
Precisamente, la desolación de los ríos de la Amazonía por la insuficiente presencia policial y militar dan lugar, lamentablemente, al transporte camuflado de drogas, situación que podría agudizarse con dicha ley que motiva a dejar de lado la agenda fundamental de la conectividad vial terrestre de Loreto.
A su vez, el aislamiento de la frontera de Loreto, producto de esa desconexión vial, ha ocasionado el posicionamiento de otra arista del narcotráfico. Tal es así que, a la fecha, la región concentra el 53% de hectáreas de cultivos de coca a nivel nacional.
A esto se suma la criminalidad organizada que opera en estas zonas inaccesibles y aisladas de la frontera, así como la recurrencia de otros delitos como la minería ilegal, trata de personas, lavado de activos, etc., que han llevado a sucesivas declaratorias de emergencia en la zona (hasta la actualidad). Tan sólo un único operativo de las fuerzas armadas supera el millón de soles en la provincia del Putumayo; ello porque –ante la falta de carreteras- deben desplegar todo su armamento y logística por río, lo que les demanda no menos de 20 días de navegación. En tanto la ruta aérea queda descartada por las restricciones de carga y costos aún más elevados. Nótese entonces la mínima ventaja de dicha ley del transporte fluvial.
Lo mismo ocurre con las personas que deben desplazarse por río hacia un puesto de salud u hospital. El tiempo es crucial. Amortizar ese pequeño porcentaje de impuesto en transporte fluvial no reduce los largos días de navegación para las poblaciones de la cuenca del Putumayo, como sí se lo reducen las vías terrestres.
¿En qué falla la política de desarrollo?
En NO IDENTIFICAR que la débil o nula presencia del Estado y de sus servicios y programas más esenciales se debe a la FALTA DE VÍAS TERRESTRES para llegar a las comunidades del interior y de la frontera de Loreto, que son las más vulnerables.
Este problema hace muy difícil que los servicios del Estado, en sus sectores de educación, salud, justicia, seguridad, etc. se descentralicen en la región más grande del Perú.
Ante este crítico escenario, han sido recurrentes los llamados de colectivos para que al menos se concluya la carretera interprovincial Maynas – Putumayo conocida como la “Vía Napo – Putumayo”.
El buen estado de esta carretera fue constatado a mediados del presente año por el Gobernador Regional, Prefecta Regional y diversas autoridades. De 69 kilómetros, sólo restan construir 13 kilómetros de tramo y ejecutar su mantenimiento periódico. Construida en el gobierno de Belaunde Terry, se invirtieron por ella más de 300 millones de soles que no deben perderse por continuar inconclusa.
Como ya se ha señalado, el transporte aéreo es muy caro y el transporte fluvial toma mucho tiempo a la vez de estar sujeto a las épocas de vaciante o creciente de los ríos amazónicos. En consecuencia, dicha ley de transporte fluvial no soluciona el problema de fondo de la región Loreto. De ahí que sea urgente que nuestras autoridades consideren la culminación de la vía terrestre Napo – Putumayo para beneficio real de toda la población de Loreto.
Marcelo La Torre