Escuchando el eco del avance mostrado por Gana Perú en las intenciones de voto, así como el sonido de las protestas en Puno, el ambiente electoral viene mostrando una fisonomía que impide manifestar a plenitud la posibilidad que uno de los contendientes logren asumir la presidencia del país, basados en pronósticos o muestras matemáticas que sólo dan empate técnico; lo cual también implica coludir que ni el resultado del debate de ayer, esté permitiendo una visión totalmente favorable a Gana Perú o Fuerza 2011.
Lo que sí resulta cierto es, que esta parte del proceso eleccionario que tuvo su inicio el 8 de abril del presente año, está mostrando por primera vez características nunca antes vistas en el país, dado su contenido electrizante y el fervor que vienen poniendo los protagonistas principales, así como la «echada» de cierta gran prensa que mimetizada en voceros creados para tal fin, han tomado partido por uno u otro candidato en carrera, recurriendo a lacerantes epítetos y acusaciones sin base, amparándose en la libertad de prensa, pues no se atreven a decir de empresa.
Finalizado el debate sobre el que presentaremos un respectivo informe, ahora nos quedan interrogantes que merecen respuesta. Son muchas, pero ahora sólo tocaremos una, la que en cierta manera compromete al ámbito periodístico, como es ¿Quién, quiénes y cómo pagarán la factura publicitaria concedida en miles de páginas de diarios revistas a uno y otro candidato?.
Aquí debemos tener presente que los dos movimientos políticos en campaña por la presidencia, han contraído considerable deuda con los principales medios de circulación masiva y ello, según el análisis de entendidos en el tema, se pagará legislando o disponiendo que cualquier tarea que precise de la participación de medios pequeños, de prensa, vale decir provincianos que se abran favorables a los medios de esa gran prensa que apoyó a quien en lo sucesivo lucirá las insignias de mando en el país. Aquí creemos que debe haber un pronunciamiento legal sobre el particular, como una forma de recuperar la decencia del verdadero periodismo, ese periodismo que se practica en provincias y que constituye la fortaleza del Perú Profundo.