- Opina Maricielo Arévalo Pinedo, presidenta de la organización Empoderamiento de la niña y mujer Amazónica (ENMA).
La organización está activa desde el año 2019, cuenta con 12 personas totalmente activas que hoy se sienten muy satisfechos por haber culminado con éxito uno de sus variados proyectos. Se trata del proyecto Rimanakuy-Miriti Mama “mamá aguaje”.
“El proyecto ha sido financiado por el PNUD y no solo acá en Loreto. También financió proyectos en Puno, Ayacucho, Apurímac. Nuestra organización fue la única que accedió a los fondos acá en Loreto.
“El fondo ha permitido capacitar y fortalecer a las mujeres lideresas o mujeres que estaban en proceso de la zona rural y urbana de San Juan. Se ha fortalecido en 6 talleres, se les habló sobre habilidades, autocontrol, amor propio, identificación de la violencia, medios de paz, resolución de conflictos, oratoria para liderar. Dar a conocer sus problemas ante las entidades del Estado, las organizaciones.
Contamos con dos comités de la prevención de conflictos y medios de paz, uno conformado en Cahuide y otro en el asentamiento humano Calypso. Hemos apoyado a la asociación de la red de mujeres de Loreto. Se ha trabajado con organizaciones, ahora están en registro públicos, Sunat y Sunarp. Son proyectos muy importantes.
La culminación del proyecto de formación fue muy emotiva, las mujeres asistieron con sus togas, todas graduadas. Hoy tienen mucha más información para actuar frente a casos de violencia o algún abuso contra sus derechos.
Esta semana irán cuatro representantes de la organización a Puno, 3 mujeres capacitadas y una que representa a la organización, yo no podré ir esta vez, irá Juanita Del Águila. Será una clausura de proyectos con los otros que ganaron en diversas ciudades los fondos necesarios para trabajar”, dice Maricielo.
¿Sabes que pese a todo lo que se trabaja en el desarrollo de la mujer, siguen ocurriendo casos de violencia?
-El problema es que muchos la normalizan, no lo denuncian. Hay mujeres que prefieren callar antes de hablar, no tienen economía y tienen miedo por sus hijos. Es un problema que se tiene que combatir con educación y con información. Una mujer empoderada sabe sus derechos, sabe qué hacer y no se queda en su área de “confort”, sabe que puede denunciar y salir adelante.