– Tensión en el caliente Medio Oriente, el grupo Estado Islámico (EI) le declara la guerra a Occidente:
Por: Adolfo Ramírez del Aguila
arda1982@yahoo.es
En este noveno mes del año que fenece, se recordó un año más del acontecimiento que marca ya en la historia contemporánea de la humanidad, un antes y un después. El 11 de setiembre del 2001 (11-S) el pueblo norteamericano sufrió el ataque terrorista más ignominioso de su historia, dejando una huella de trauma colectivo, que repercute aún en las acciones políticas internacionales de este país. En pleno corazón de una de las ciudades más seguras del mundo, Nueva York, huestes del movimiento extremista musulmán Al Qaeda, liderado a la distancia por Osama Bin Laden, derribaron las Torres Gemelas del World Trade Center mediante un acto de horror que costó la vida de más de 3,000 seres humanos que a esa hora trabajaban en diferentes oficinas de ese coloso de la construcción.
Como en una película al estilo Hollywood, pero de terror real, el mundo entero vio pasmado, en vivo y en directo, cómo aviones comerciales secuestrados por los propios terroristas, se estrellaban en las torres gemelas, desplomándolos por completo en medio de una polvareda apocalíptica mayor que la de una bomba atómica. Recuerdo que esa mañana del 11-S, estaba en un retiro de docentes de Educación Religiosa, organizado por la ODEC-Iquitos, y la expositora repentinamente, hizo un alto en su labor para comunicarnos la espeluznante noticia.
Tiempo después del 11-S, los analistas internacionales nos hicieron caer en la cuenta que este horror vivido, era la expresión del inicio de una guerra cultural sin precedentes, entre la civilización oriental musulmana y la civilización occidental cristiana. Como nunca antes, se empezó a estudiar con mucho detenimiento a los pueblos árabes y su cultura marcadamente religiosa, influida por la prédica del profeta Mahoma, sus escritos, el Corán y sus creencias en Alá. Después de más de una década de estos sucesos de terror, se intentó un cercamiento a estos pueblos distintos a los nuestros, con pocos resultados de entendimiento. La existencia actual de diferentes grupos y tendencias pluri-confesionales, hacen de esta religión oriental, muy impredecible en su accionar político teocrático.
El Medio Oriente, vuelve a hacer noticia por la aparición en la escena internacional, de un grupo extremista que le está quitando protagonismo al grupo Al Qaeda; y nos referimos al autodenominado Estado Islámico (EI). Este movimiento extremista -que apareció con fuerza en junio de este año- está haciendo un llamado internacional a todos los musulmanes del mundo entero (yihadistas) no para hacer acciones terroristas en sus lugares de residencia, como lo hace actualmente Al Qaeda, sino a retornar a territorios iraquíes y sirios para formar un califato, teniendo como sede la ciudad sitiada de Mosul (Iraq). Desde allí su líder Abu Bakr al Baghdadi -el nuevo califa- dirigirá la guerra santa contra occidente para eliminarlo de la faz de la tierra. Como para confirmar esta proclama, tienen publicada en internet una revista llamada DABIQ, nombre de una ciudad siria donde de acuerdo a una leyenda local, tendrá el último enfrentamiento entre musulmanes y cristianos.
Personalmente, pienso, que los árabes, en su afán de defender sus riquezas -en especial sus ricos yacimientos de petróleo- de las garras imperialistas norteamericanas, han creado esta interpretación fundamentalista del Corán, similar a las «guerras santas» de los cruzados, en el tiempo del Medievo. No sé si usted amable lector, se habrá enterado, que la religión fundada por Mahoma -el Islamismo- surge en el siglo VII d.C. para «purificar» el cristianismo de sus desviaciones doctrinales y pastorales, y que el Corán, se impondría a la Biblia al final de los tiempos. Para los musulmanes fundamentalistas, la nueva Roma del apocalipsis, la ramera, es el mundo occidental cristiano, o sea Estados Unidos de Norteamérica y sus aliados. Para estos grupos religiosos armados (neo-cruzados) Alá Dios, les da la misión de salvar a la humanidad de la encarnación del mal enquistado en el mundo occidental, cuyos líderes políticos más representativos como el presidente Barack Obama, la primera ministro alemana Ángela Merkel o el mismísimo papa Francisco, son engendros del mal y portadores de la verdad falsa. Se entiende el porqué de las amenazas de muerte a estos líderes mundiales, la persecución a los cristianos en Irak y la decapitación reciente de rehenes.
En este contexto, toda incursión militar promovida por Estados Unidos de Norteamérica, o el Consejo de Seguridad de la ONU, será interpretada como una señal demoniaca de la presencia del demonio, al cual hay que exterminarlo, si es posible inmolando la propia vida, para tener un lugar en el cielo, junto al padre Abraham, al profeta Mahoma y a Dios altísimo Alá. Estamos entonces, frente a una guerra con claro matiz religioso que hace estremecer al orbe entero. ¿Será este enfrentamiento de civilizaciones, el inicio de la Tercera Guerra Mundial? ¡Dios -musulmán o cristiano- no lo permita! Amén.