- Expresa emocionada Carmen Campos, interna del penal de mujeres de Iquitos quien ganó un concurso de relatos a nivel nacional.
- Agrega que vino por amor a Iquitos, sin imaginar lo que el destino le deparaba.
El mundo gira y con él el destino de todos los seres humanos hasta que llega la hora final de la existencia. Pocos pueden organizar y hacerse de un destino cierto, sin sobresaltos. Para la gran mayoría de personas, en estos tiempos de superpoblación y sobrevivencia; el destino se vuelve incierto y con un futuro poco clarificado. Un riesgo.
La vida de Carmen Campos, no fue fácil desde su niñez. Fue “muy dura” como ella misma lo afirma ante el periodismo que la busca para obtener directamente su testimonio, luego de conocerse a nivel nacional que su cuento presentado en un concurso convocado por el INPE, ocupara un digno tercer lugar.
Máximo en el mes del Señor de los Milagros (octubre), estaría abandonando el penal de mujeres de Iquitos, está en plenos trámites. “Y también es el mes de mi cumpleaños”, agrega. Entre sonriente y nerviosa, acepta dialogar con la prensa, luego se suelta completamente y narra su experiencia.
“Cuando yo era niña una persona de mi entorno me violó, eso marcó mi vida. Me convertí en una persona intolerante, agresiva, esa era mi arma para defenderme frente a la vida. Quedé embarazada, ahora mi hijo tiene 25 años. Pasaron años y mi vida luego tuvo un cambio inesperado, como titulé el cuento que redacté y quedé en tercer lugar a nivel nacional. Enfrenté duras experiencias.
Relaté el cómo llegué a este lugar y cómo fue el proceso de cambio. Cambió mi vida en el penal. Yo era una mujer soberbia, agresiva, ahora soy una persona más pasiva, más tranquila, ya puedo expresar lo que siento libremente. Soy tolerante, eso no era antes. Mi agresividad era mi arma para defenderme, pero me equivoqué.
Entré al penal de Iquitos por TID (droga), llegué a Iquitos por amor (2012), acá vivía el padre de uno de mis hijos. Luego yo tuve que entrar a ser trabajadora sexual y en la casa donde estuve, sucedió esas cosas del TID y llegué a parar acá (penal)”, narró entre otros puntos de su existencia, como el poder haber cambiado a través de mucho trabajo en talleres grupales de psicología, baile, manualidades, teatro, etc.
Finalmente, dice que ahora se viene otro concurso y que algunas compañeras le preguntan cómo se hace un cuento y que ella les ayuda. “Yo les digo que no tengan miedo, que se liberen porque para mí la lectura y escritura ha sido lo mejor que me ha podido pasar en mi vida. Aprendí a viajar en el mundo de las historias de los libros mientras he estado acá. Me gustan mucho las historias de vida. Me gusta escribir y con ello me liberaba de todo, ha sido mi mejor arma”, concluye.