Mientras el mundo lucha por salir victorioso de una pandemia que maltrató la humanidad como en otros sucesos parecidos a lo largo de las décadas, un virus, una plaga o podría ser la inmundicia en unos escaños sigue cambiando mentes.
Estamos en un escenario de más de lo mismo, al cual tenemos que exigir se den salidas democráticas y que la voluntad ciudadana para una mejor gobernanza sea la que finalmente triunfe, aunque el camino se muestre espinoso e indignante.
Cómo es posible que los nuevos congresistas, los que ingresaron con nuestros votos, porque los que el actual gobierno logró expulsar cuidándose de utilizar mecanismos normativos, a fin de evitar que el remedio sea peor que la enfermedad, que hubieran podido derivar en un enfrentamiento entre peruanos.
Se fueron los de ese anterior Parlamento que nos daban náuseas por sus descaros, conductas irregulares y porque finalmente es el refugio al que apelan autoridades que tienen procesos para lograr la inmunidad por unos años, como ganando tiempo a que se “arreglen” de darse el caso, sus situaciones judiciales.
La corrupción era el festín a lo que nos tenían acostumbrados, pero que la mayoría ciudadana rechaza e ingresaron los que, tras el voto popular, tenían el deber de devolvernos la confianza para recuperar la decencia de un Parlamento improductivo en general para la sociedad peruana.
Pero nos dieron con la puerta en la cara, y con varias actitudes más con una última que fue la gota que rebasó el vaso, nos dijeron que son más de lo mismo que tuvimos, que la inmundicia sigue instalada en el sagrado Congreso de la República, manoseado al antojo de sus eventuales ocupantes.
Las mismas argucias, manipulaciones, criolladas y, lo peor, que subestiman nuestra inteligencia, como si ya no tuviéramos muchas muestras de esas conductas que simulan actuar con corrección, pero que siembran lo improcedente para que obviamente en el momento dado, todo siga igual; vale decir que votaron por la inmunidad, pero el proceso está viciado o sea todo seguirá igual.
Es que como dicen los especialistas, haber cambiado el contenido del proyecto sin pasar por el respectivo proceso y votar sobre ello, en la práctica lo invalida. Así, vemos que hemos retrocedido, pero tenemos que seguir dando batalla.