Ojeando archivos periodísticos, entre ellos los nuestros, encontramos conceptos vertidos en nuestras páginas, aprobando diferentes medidas dictadas por el gobierno mediante el Ministerio de Educación a favor de una instrucción más determinante en el ámbito escolar. Aquí la interrogante es: ¿uánto de lo tratado se ha cumplido?.
Sin ánimo de ser agoreros, sostenemos nuestra teoría que la instrucción escolar es el principal vehículo de movilidad social. Por ello no hay mayor discriminación que una preparación escolar mediocre que condena a los niños y a la juventud al atraso y la pobreza.
Como el tema requiere de antecedentes que permitan clarificar los conceptos vertidos, nos retrotraemos a 20 años, cuando el Perú suscribió la Convención sobre los Derechos del Niño, adhiriéndose así a los 193 países que adoptaron dicha carta universal y con ella el compromiso de proteger a quienes representan el futuro de las sociedades del mundo entero.
A pesar de haber transcurrido dos décadas de tal acto, lamentablemente no podemos señalar algún logro en el ámbito mundial en el tema referido a la instrucción escolar, aunque es preciso, y esto sin jactancia alguna, señalar que en el Perú y en el presente gobierno, el tema se ha tratado con mayor seriedad y los efectos están visibles con la puesta en marcha del funcionamiento del Colegio Mayor Presidente de la República y el programa “Una laptop para cada niño”.
Reconocer méritos ajenos, es una práctica que se va diluyendo en el tiempo, y que con una educación adecuada, de esa que se imparte en el hogar, puede volver a formar parte del lenguaje cotidiano de quienes juzgan las bondades o deficiencias de un sistema que tiene como personajes centrales a los niños de cada país. Sin embargo, es necesario, también, señalar errores de esos que se cometen cuando se hace algo, lo que atenúa una posible censura, y aquí puntualizamos que tales errores se vuelven ostensibles, cuando no se establece un balance positivo.
Se precisa tener en cuenta que nuestro país goza en estos momentos de un positivo desarrollo macroeconómico, sin embargo se precisa aclarar que ello no ha implicado necesariamente un respeto visible por los niños peruanos, sobre todo en los ámbitos relacionados con su reconocimiento legal, el acceso a la educación, la salud y la protección contra el abuso y la explotación.