Jesús de Nazaret: Su presencia e influencia en la Justicia

En esta semana santa recordamos la presencia y la influencia que tuvo Jesús de Nazaret en la vida jurídica , puesto que muchos lo han calificado como uno de los más grandes “juristas” de la historia. En su actuar terrenal, Jesús adoptó diversas facetas, la mayoría de estas, por no decir todas, singularmente notables. Fue profeta, “exorcizador de demonios” y un excelente maestro de la ley hebrea , enseñaba, criticaba e interpretaba esta ley, que para aquella época se sustentaba en el subdesarrollo, la extrema pobreza y el atraso tecnológico que existía en Israel.
El pueblo de Jesús vivió precedentes de hambre, miedo, sed y de ignorancia durante cuarenta años; entre miserias, crímenes atroces, sueños iluminados y milagrosos buscando la tierra prometida, por lo mismo él tomaba a la justicia como la primera exigencia de la caridad y el reconocimiento de los derechos de las personas, basándose en la comprensión de éstas no sólo como seres humanos semejantes a nosotros, sino sobre todo como prójimos y hermanos. Llamado “rabi” (jefe espiritual de la comunidad judía que interpretaba las Sagradas Escrituras, instruía a los jóvenes, predicaba sermones, etc) por las muchedumbres, aunque no poseía la edad suficiente, de 40 años, para obtener el reconocimiento del mismo, tal como lo exigía las normas judías.
La justicia es el punto de partida y el paso inevitable, sin el cual no es posible la práctica genuina de la caridad. Jesús, quien representa la justicia en todos los sentidos y en toda su plenitud, el “Justo” y el exponente de la misma en un nivel superior. La misión salvadora que se le otorgó, incluyendo la entrega que hace de sí mismo va más allá de un simple dar a cada quien lo que le corresponde.
Se puede identificar a la justicia en las diferentes obras realizadas por Jesús, narradas en las Sagradas Escrituras, actuando también, desde la misericordia que lo identificaba, como en los casos conocidos de María Magdalena, que fue considerada pecadora, y que arrepentida, se acercó al profeta y entre llantos invocó el perdón.
Por otro lado podríamos catalogar a la crucifixión del “mesías”, que fue detenido, acusado, condenado y ejecutado por el delito de rebelión, por orden de Poncio Pilato, a instancias de la aristocracia sacerdotal judía, como una de las injusticias más mediáticas que existió, transgrediendo dos normas legales básicas: la primera, que prohibía la celebración del juicio durante la noche y, la segunda, que prohibía dictar sentencia de muerte en el mismo día del proceso; se violaron las normas que exigen la necesidad de varios testimonios ajenos (dos o tres), para emitir la condena del reo, testimonios que no existieron en el proceso practicado a Jesús de Nazaret. Pese a la poca benevolencia que hubo para con él, se cuenta la historia de que aun en el momento de su agonía Jesús exclama: “Padre perdónalos porque no saben lo que hacen”, expresión que nos demuestra su inmenso amor por el prójimo y el gran “juez” que fue a lo largo de su existencia en el mundo terrenal.
Ahora bien con su resurrección, se comprobó que Jesús era un ser divino, sacrificado para el perdón de su pueblo, sean creyentes de él o no. Sin duda el principal referente de justicia. La Corte de Loreto, recuerda a la población uno de sus fundamentales principios en su accionar al momento de impartir justicia, sin dejar de lado la práctica del sentido humano, invocando a vivir esta semana como un momento de reflexión, en la que prevalezca el amor al semejante, buscando así, mejorar y erradicar las diferentes problemáticas sociales que hoy aquejan nuestra región.
CSJ Loreto.