Inseguridad ciudadana

Los asaltos y la inseguridad ciudadana no solo están presentes en la ciudad, sino también en los pueblos ribereños. Ya ni en la tranquilidad de estas zonas alejadas del bullicio de la urbe la gente está segura. La tranquilidad ha desaparecido.
En esta edición damos cuenta de un hecho de sangre contra un morador a manos de unos delincuentes que esperaron que vuelva de una reunión para atacarle salvajemente a golpes para luego herirle con un cuchillo, apuñalándole a la altura de la vejiga.
El móvil era robarle sus pertenencias. Los sujetos han sido identificados plenamente por los familiares de la víctima, pero lo que les preocupa, a ellos y a los vecinos, es que los facinerosos andan tranquilamente en esa localidad como si no hubieran hecho absolutamente nada.
Un caso como éste, que se suma al asalto a quince turistas en las inmediaciones de Manacamiri, a escasos minutos de Iquitos, y a muchos otros que se dieron con ataques a turistas mientras viajaban en embarcaciones de lujo, tiene que llamar la atención de las autoridades policiales, del Ministerio Público y del Poder Judicial, a fin de que los autores de estos hechos sean encerrados por muy buen tiempo en la cárcel, ahí donde merecen estar este tipo de gente que sin escrúpulo alguno atentan contra la vida de tranquilos ciudadanos.
Creíamos que la policía había cambiado y que el Ministerio Público sería drástico en sus acusaciones, pero estábamos equivocados. No vemos efectividad en la seguridad de la población.
Estamos en manos de los delincuentes y así, sinceramente, nadie puede vivir, nadie puede andar por las calles sin estar preocupado en que de cualquier esquina salga la escoria y el lumpen con un cuchillo o una pistola y acabe con su existencia.
Brava está la situación y eso es una pésima publicidad para Loreto, porque así como estamos nadie va a querer venir a visitarnos, porque nadie en su sano juicio va a exponerse a sufrir el ataque de los delincuentes.
O se toman las seguridades del caso o la vamos a pasar muy mal en un futuro cercano, mucho peor que en el presente y eso, nadie lo puede permitir.