Es por demás urgente que se exija la mayor seguridad posible en el transporte de petróleo por las empresas navieras, y que lo ocurrido en el río Puinahua donde se derramó petróleo, no debe volver a ocurrir, porque nos estarían condenando a vivir en un infierno negro.
Tan solo de imaginar esa mancha negra cerca a la comunidad de Manco Cápac, a sabiendas que son las aguas de donde se abastecen para su vida diaria, resulta estremecedor, porque además están los peces que utilizan para generar economía familiar y alimentación.
Es como si a los que estamos en la ciudad, nos dejan sin mercados de dónde nos abastecemos a diario para preparar nuestros alimentos. Y que la empresa del agua no nos abastezca de agua para las actividades diarias en los hogares.
Todo esto es muy triste, aunque parece lejano desde la ciudad de Iquitos, recordemos que las cuencas se relacionan unas con otras, así el Puinahua con el río Ucayali y este a su vez que da lugar a la naciente del Amazonas, al confluirse con el Marañón, la contaminación arrastra a todas en diferentes grados.
Vivimos situaciones muy delicadas para nuestra subsistencia por la contaminación que van afectando nuestras fuentes de vida. Si bien el agua seguirá su curso y mientras se siga alimentando desde las cabeceras venidas desde la región Arequipa y pasando los Andes, la seguiremos teniendo, pero su calidad no será la misma porque los efectos contaminantes malogran el ecosistema de las aguas dulces que tenemos.
Lo que se tiene que exigir y supervisar es que la limpieza o remediación de la zona impactada sea a profundidad y no sólo superficial levantando el crudo esparcido. Seguido de los análisis respectivos para conocer el nivel de contaminación del agua y determinar su uso o no, para actividades humanas de las comunidades afectadas cuya relación todavía se desconoce.
Para nosotros de hecho es importante la explotación petrolera que nos genera recursos monetarios, sin embargo, se debería pensar en qué otros tipos de negocios podrían hacernos prescindir de la actividad petrolera, ya que si esta se termina en un periodo de 30 años o un poco más, de seguir con los derrames del crudo sólo nos dejarían el agua y bosque contaminados, e infraestructuras de fierro y cemento que no calmarán nuestra sed, ni menos llenarán nuestro estómago.