Indiferencia total

Hace unos días se ha conmemorado el Día de la Salud Mental y diversas autoridades han realizada capacitaciones para su personal, especialmente de quienes tienen labores en la tranquilidad pública, para tener un manejo sobre estas personas que viven en las calles.
Lo sorprendente es que nadie se ha preocupado, al menos públicamente, en tratar el tema de ¿qué hacer con estos ciudadanos? Ellos tienen derechos establecidos en la Constitución Política del Perú, y así sean una especie de “despojo humano” como probablemente se les esté mirando, deben tener un lugar dónde tratarse.
No son “Los gallinazos sin plumas” del libro del escritor peruano Julio Ramón Ribeiro, donde se describe estremecedoras crueldades, sí señores, es otra forma de crueldad pasar por delante de ellos como si fueran un paquete cualquiera, mientras se desgarran de hambre, frío nocturno y enfermedades. Es tanta la indiferencia que los muestran más como un peligro, sin compasión.
Hay tanto dinero qué recuperar de la corrupción, se gasta en tanta vanidad desde el poder político, que en lugar de ello se podrían establecer medidas creativas para conseguir los fondos necesarios y atender a estos compatriotas que la desgracia ha caído en sus vidas, unos con posibilidades de recuperación, otros quizás para esperar los últimos años terrenales en dignidad por la gravedad del caso.
Cómo una sociedad con sensibilidad y que reclama muchos derechos, carga el anda del Señor de Los Milagros, se arrodilla ante la Virgen Rosa Mística de Nauta, acuden a gritar amor a Dios en los templos, etc, pueden permitir que esto siga pasando. Así como la cantidad de niños expuestos por sus madres y padres para vender cigarrillos y otros hasta la madrugada. Parece que no hay autoridades también que atiendan y rescaten a estos menores, que quizás sean a futuro quienes fuera de sí estén tirados en las veredas.