Este diario informó ayer sobre la dramática situación en la que están 50 internos del penal de Guayabamba, enfermos de sida. Dos de ellos en fase terminal. Si no es por pedido de los internos que solicitaron la presencia de las autoridades del Poder Judicial y del Ministerio Público para denunciar los maltratos físicos y morales a que les somete el director de este centro penitenciario, José Vásquez, quien parece gozar con su vocación de carcelero, no se hubiera podido conocer con certeza las condiciones infrahumanas en que viven los presos, «personas privadas de su libertad, pero no de sus derechos ni de su dignidad humana», tal como dijo un indignado presidente del Ministerio Público, el Fiscal Superior (e), magistrado Alberto Niño de Guzmán.
Inaceptable e imperdonable es como el INPE viene tratando a los internos del Penal. La paciencia tiene un límite. Con maltratos, castigos y otras aberraciones solo se está propiciando el descontento y ya sabemos cómo desencadena eso.
En todo esto no hay más que un responsable. El director del Penal, quien ha demostrado que no tiene la capacidad técnica ni mucho menos calidad humana para estar al frente de un cargo tan difícil y delicado como es dirigir la vida en un penal de sentenciados.
A los presos, más aún los enfermos, quienes están sujetos a las disposiciones de la reclusión, que no pueden valerse por sí mismos para solucionar sus problemas, sino con el visto bueno de la autoridad penitenciaria, se les debe tratar como a personas, como semejantes. Ni los animales domésticos, ni las fieras tienen trato tan denigrante como se está dando a los reclusos de Iquitos. Cincuenta internos con VIH viviendo en condiciones infrahumanas como si no existiera un Estado que proclama que el fin supremo de la sociedad es el hombre.
Esta nota no se escribe ni por pena ni por compasión. Se guía porque los derechos del hombre y del ciudadano no sean pisoteados. Los presos como los hombres libres tienen iguales derechos, solo están privados de su libertad, cumpliendo el castigo que les impuso la ley.