Este día 8 de octubre es muy especial por la posibilidad de recuperar valores como la honestidad, es que es la fecha que nos trae la historia y heroicidad del Caballero de los Mares, del muy querido y valorado don Miguel Grau Seminario, que desde nuestros años escolares empezamos a conocerle.
Siendo adultos más que nunca admiramos su solidez de personalidad para impregnar en su ser valores como la honestidad, palabra cuyo antónimo: lo deshonesto está enraizado en nuestra sociedad peruana, y lo lamentable es que se presenta en todos los niveles económicos.
Es imposible resucitar a Miguel Grau y mostrar que sí es posible cultivar la honestidad, ponerla en práctica, y como muestra viviente tenemos a personalidades como don Héctor Vargas Haya que acaba de presentar su libro: “Apuntes de un actor y su tiempo”, catalogado como un personaje íntegro de la política peruana.
Así en Loreto, podríamos enumerar a muchos ciudadanos que en las distintas provincias han hecho historia por su conducta ética, por ser un ejemplo, pero la vanidad y la extrema acumulación de riqueza material nos sigue perjudicando. Y como dice el presidente de El Salvador, que dinero hay para todos, pero cuando nadie roba.
La preocupación es enorme para quienes visualizan nuestro futuro como región y país, muchos niños con desnutrición y anemia, adolescentes que se empiezan a involucrar en robos como primeros pasos para delinquir, la educación les es esquiva porque sus padres no tienen la economía ni trabajo para sustentarles, no justifica, pero explica un poco estos desvíos en nuestra juventud.
Y qué hacen nuestras autoridades que tienen el poder de hacer que estas situaciones empiecen a cambiar, hacen muy poco, más tenemos escándalos de corrupción, de explotación sexual laboral, de “mocha sueldos”, de coimas en obras que luego resultan de muy baja calidad ajena a lo que señala el expediente técnico, etc.
En estos espejos se miran los jóvenes, seducidos por la vanidad y carentes de esperanzas de una sociedad equitativa con oportunidades para todos. Este escenario es peligroso que de seguir en aumento todos perderemos, porque, al fin y al cabo, todos somos responsables en alguna medida de lo que está ocurriendo. ¿Y qué estamos haciendo desde dónde nos ubicamos para contribuir a cambiar estos males sociales?