La gran cantidad de invasiones de terrenos que se han venido incrementando en los últimos meses, han puesto en alerta a los propietarios, unos que se resignan a perder lo sembrado durante muchos años, otros que no han hecho nada más que cuidarlo en algo y otros que han reforzado sus linderos y paredes para frenar el paso de los traficantes de tierras.
Los dos primeros grupos han preferido adelantarse y lotizar sus áreas de terreno y ofrecerlos a los que necesitan un lote para levantar sus viviendas y ofrecen hacer trato con los propietarios y no con los traficantes de terrenos, porque esa es la cadena, invaden y lo empiezan a vender.
Los propietarios que han reforzado su seguridad para cuidar sus tierras donde tienen sembríos, crianza de animales como aves de corral, ganado vacuno y cerdos, etc., son los que generalmente viven en su propiedad con algunos de sus trabajadores y ha preferido cuidar lo que años de sudor, sacrificio y lágrimas les ha costado.
Pero, también es cierto que hace años Iquitos tenía sus “terratenientes” que aprovecharon los recursos naturales de miles de hectáreas de terrenos que fueron entregados casi gratuitamente por el Estado con fines de producción agraria, un poco más y eran posesionarios de toda lo que es ahora la ciudad, un abuso sobre las facilidades que daban los gobiernos.
Claro, es cierto también que no muchos querían apostar sobre los sembríos y las riquezas de la tierra por el fuerte trabajo que significa laborar la tierra, con el sembrío, cuidado y mantenimiento de las áreas de terreno, nada fácil.
Solo que muchos propietarios solo lo usaron explotando los recursos naturales, ganando mucho dinero y se fueron al exterior a invertir en otros negocios, más no apostaron por la tierra que les dio la oportunidad de surgir. Muy ingratos. Y hasta ahora desde otros países siguen vendiendo las tierras que algún día a sus abuelos o padres no les costó comprarlo, y si lo hicieron fueron montos de regalo.
Aclaramos, que no estamos en contra de la oportunidad que puede brindar el Estado para surgir, lo que no se debió tolerar es que sin usarlo para producir que fue el motivo por lo que lo adquirieron casi gratis, luego lo vendieron a precios muy altos. Debieron ser revertidos al Estado una vez que se probara que no estaban siendo utilizados para los fines pactados.
Por quienes sacamos cara, es por los que sí trabajaron la tierra y no se puede aceptar que en minutos se destruya el esfuerzo familiar de décadas, pero ellos han encontrado un alivio con convertirlos en habilitaciones urbanas, lotizando y vendiendo desde 3, 10, hasta 20 y 30 años pagaderos. Hay cuotas para todos los bolsillos. Por lo que no hay pretexto para invadir.
Habilitaciones urbanas
