El centralismo limeño va a tener que poner las barbas en remojo y dedicarse a reflexionar en lo que está sucediendo en el país. El descontento total es su creación con tanto desplante, con ambición desmedida, despojadora de los fondos y bienes que les corresponde a los pueblos del Perú.
Para ser más explícitos. De todo lo que se recauda en Loreto, de todo lo que Loreto produce, el Estado, establecido en Lima, toma gran parte de ese total, otorgando a la región, en el caso nuestro, un mínimo porcentaje en forma de canon. Más simple: Lima toma para sí la mayor parte de la torta y a nosotros nos envía migajas, esas que caen al suelo.
Por eso Lima crece, se hermosea, tiene más vías, los mejores centros educativos, los mejores hospitales. En Lima se decide todo, desde cuánto una región como Loreto recibe de canon, hasta la vida misma.
Esa es la razón por la que los gobernadores regionales han decidido comenzar un serio enfrentamiento con el Poder Ejecutivo para exigirle un presupuesto que satisfaga las necesidades de cada región y que se deje de apoderarse del dinero para canalizarlo a través de los ministerios para que sean ellos los que hagan las obras, lo que interesadamente hace el gobierno central para marketearse como el que se preocupa por el bienestar del pueblo y que es al presidente de la República a quien se le debe la ejecución de tal o cual cosa. Eso es miserable e indigno. Entonces para qué se han creado las regiones, para qué se elige a un presidente o gobernador regional, si es que todo lo va a hacer Lima, muchas veces sin saber ni conocer la realidad de cada una de las regiones, distintas en su geografía y diferentes en sus necesidades.
La descentralización tal como ha sido concebida no existe, porque no hay una desconcentración de poderes. A Lima hay que pedirle permiso para todo y, si quieren, los ministros o altos funcionarios se aprueban una obra, una inversión, porque Lima absorbe todo.
Por otra parte, hay una total informalidad en el comportamiento del Primer Ministro, que a última hora suspende una reunión pactada con los gobernadores regionales, dejándoles plantados. Eso es no tener respeto a la representatividad de nuestras autoridades por parte de una persona que no ha sido elegida por nadie, sino designada por el presidente de la República. Tal desplante es un insulto al pueblo que es el mandante.
En el ejercicio fiscal del año en curso, todas las regiones se han visto afectadas por cuantiosos recortes en su presupuesto, por lo que los gobernadores piden al Ejecutivo una compensación a través del “Bono Soberano” con el que se contrarrestaría la caída del canon de cada una de sus regiones.
Otra traba que no pueden superar los gobernadores es que la institución que les agrupa, la Asamblea Nacional de Gobiernos Regionales, no está oficializada por una Ley, lo que le resta fuerza en sus gestiones al no haber sido reconocido legalmente. En esto, el Congreso tiene gran responsabilidad por estar siguiendo consignas políticas para posponer la dación de la Ley respectiva a la ANGR.
Se espera que las partidas de las regiones sean mayores en la Ley de Presupuesto Fiscal 2016, lo que queda en manos del Congreso y en la conciencia de los congresistas.
Lo Último
Gobernadores se rebelan contra el Ejecutivo
Date:





