La ley no solamente lo contempla, sino que el sentido común y el deseo de brindar un buen servicio a las poblaciones, así lo amerita, por lo que el hecho que las autoridades decidan realizar gestiones conjuntas, es parte de su trabajo y hasta obligación.
En buena hora que se tengan que dar estas iniciativas desde las alcaldías provinciales hacia las distritales, y desde el gobierno regional hacia las alcaldías provinciales. Es una forma de compartir las responsabilidades sea administrativas o presupuestales.
Debe quedar claro que es una práctica antigua, aunque lamentablemente casi siempre no se han podido concretar, según rumores, por la presunción de llegar a un acuerdo en la repartición de las “comisiones” de las empresas constructoras.
Es un secreto a voces, que muchos de nosotros hemos escuchado hablar en algún momento en las últimas décadas, y poco a poco se ha ido perdiendo la vergüenza, al punto que parece se ha “institucionalizado” la coima, motivo por lo que muchas obras se paralizan y no tienen cuándo terminarse.
Salen una serie de justificaciones, pero se sospecha que el trasfondo está relacionado a los actos de corrupción. Lo que se evidencia en las observaciones a los expedientes técnicos, donde los materiales son distintos a los mencionados en el expediente.
Un buen indicio, aunque no determinante, sobre la buena marcha de una obra, es cuando la misma avanza conforme las especificaciones técnicas y termina en el tiempo calculado por los especialistas, y con observaciones mínimas y subsanables en el tiempo menos posible. Estemos atentos a los tiempos de las ejecuciones de obras.