- Piden ayuda solidaria para sepultar a Cristhian Michael Flores Dávila quien falleció a causa de tuberculosis.


Una familia del asentamiento humano Monte Sión, en el distrito de San Juan Bautista, ubicado en el kilómetro 3.5 de la carretera interprovincial Iquitos – Nauta, vive un profundo drama tras la muerte de su hijo Cristhian Michael Flores Dávila, de 25 años, quien falleció a consecuencia de tuberculosis. Debido a la falta de recursos económicos, sus padres han tenido que velar el cuerpo del joven sobre una mesa, mientras esperan el apoyo de personas solidarias para poder darle cristiana sepultura.
El velorio se realiza desde hace dos días en la calle Yurimaguas, lote 19, del mencionado asentamiento, ubicado en el kilómetro 3 de la carretera interprovincial Iquitos–Nauta. Vecinos y amigos han acudido para acompañar a la familia en medio del dolor y la precariedad, intentando brindar consuelo a la madre del fallecido.
Según contó Mayra Dávila, madre de Cristhian, su hijo venía luchando contra la enfermedad desde hace varios meses, sin embargo, su estado se agravó por la falta de medicinas y una alimentación adecuada. “Él era un muchacho tranquilo, trabajaba cuando podía, pero su salud empeoró y no tuvimos cómo ayudarlo más”, relató entre lágrimas.
La mujer explicó que no cuentan con dinero para adquirir un ataúd ni costear los gastos del entierro, por lo que pidió el apoyo de la ciudadanía y de las autoridades locales. “Solo queremos despedirlo dignamente, con una sepultura. Cualquier ayuda será bienvenida”, expresó la madre, dejando su número de contacto 922 948 599 para quienes deseen colaborar.
Los vecinos del sector manifestaron su preocupación por la difícil situación que atraviesa la familia, señalando que este caso refleja la realidad de muchas familias humildes que no cuentan con respaldo institucional ni acceso a programas sociales ante emergencias de salud o fallecimientos.
Asimismo, hicieron un llamado al Municipio de San Juan Bautista y a las organizaciones benéficas para que brinden el apoyo necesario y eviten que la familia continúe velando el cuerpo del joven en condiciones indignas. “No debería pasar esto, necesitamos más sensibilidad de nuestras autoridades”, mencionaron los vecinos.
Hasta la mañana de ayer, en el humilde hogar donde vivía Cristhian, una mesa de madera sostenía su cuerpo cubierto con flores y velas, símbolo del amor y la esperanza de una madre que, pese a la pobreza, busca darle a su hijo el descanso que merece. (K. Rodriguez)





