Titulares

Enemigo en casa

Las familias atraviesan una crisis interna por diversas causas, que sumadas a las tensiones del día a día por conseguir el alimento diario, gastos de escolaridad, de estudios superiores técnicos o universitarios, el desempleo, la rebeldía juvenil mal afrontada, diversos tipos de violencia, la ambición, la avaricia, etc., hace que el enemigo físico, psicológico o figurativo, este dentro de la casa.
En estos tiempos y quizás siempre se tendría que haber considerado la preparación en el dominio de nuestras emociones, en el tema de la autoestima, incidir fuertemente en los valores; es decir en hacer que estos contenidos sean parte de un ejercicio diario de vida.
La contención emocional y el respeto propio y hacia los demás, ayuda a que la vida en común sea más llevadera tanto en la abundancia como en las carencias, entonces el núcleo familiar tradicional o el que la vida nos regale, será un espacio de encuentro equilibrado.
Es que cuando se llega a casa, lo mínimo que en fondo de nuestro ser pedidos es que sea un lugar de paz, de reparación de las energías gastadas, de cariño, de ánimo, de consuelo ante nuestras tristezas, que sea el espacio desde donde nos reimpulsamos y nos dan el respaldo para el cumplimiento de nuestras metas.
La realidad esta es para un buen número, pero otro enorme número de familias atraviesan momentos muy críticos en su entendimiento como familia y necesitan ayuda profesional, esa terapia de familia que la corrupción también se ha robado, porque no hay dinero para esas inversiones sociales.
Son contados los casos que llegan hasta los Juzgados de Familia en busca de soluciones, aunque una instancia previa para las acciones preventivas y conciliadoras representa el trabajo de las DEMUNAS, que con mínimo de presupuesto lucha contra el “monstruo” de la violencia familiar.
Se tiene que incidir fuertemente en las acciones preventivas, en todas las instancias, para que más familias no se sigan haciendo daño, fraccionándose, quebrándose duramente y, quizás hasta definitivamente. La salud mental como sociedad está en juego y parece que nada importa a las autoridades que deciden los presupuestos para invertir en la prevención y recuperación del capital humano en grave riesgo.