Ubicados en el umbral de un nuevo año en este país nuestro, que cada día adolece de serias fracturas en su estructura geográfica, política y social, se precisa reflexionar con seriedad y buenas intenciones sobre muchas cosas que por su contenido constituyan la base sólida de un desarrollo sostenible en toda la región Loreto y una tarea a cumplir por el nuevo presidente.
Es un hecho muy sabido e incontrovertible, que muchas naciones del mundo actual, sobre todo nuestros vecinos, miran con singular expectativa a nuestra Amazonía, confiados en que para el futuro contarán con una fuente garantizada de aprovisionamiento, apta para paliar el hambre de millones de seres humanos.
Ante tal panorama tenemos que asentir la bondad del propósito; sin embargo, hasta ahora no se sabe cómo esos países desarrollarán planes de trabajo para hacer que nuestro ámbito amazónico gracias a inversiones debidamente estudiadas y dirigidas, constituyan el soporte económico para asegurar el consumo alimentario en el orbe, sin atentar contra la naturaleza amazónica y sí en armonía con aquellos países e instituciones que fraternalmente desarrollen acciones filantrópicas que apoyen los objetivos humanitarios en los procesos de solidaridad que se den en la búsqueda de un trabajo real de conservación y producción equitativamente distribuida entre todos los actores de este acto; en este aspecto, por cierto, nuestro nuevo presidente y sus ministros, deberán ser muy claros en cuanto a los acuerdos y convenios que se firmen sobre el particular.
Inequivocadamente aquí debe precisarse, que desde hace mucho la Amazonía continental siente sobre sí las expectativas de muchos poderosos que, salvo honrosas excepciones, se han aprovechado de los primeros frutos de esta región, sin darse a la tarea de reponer lo explotado muchas veces hasta con crueldad, contra los naturales de nuestros bosques que fueron diezmados impunemente por los barones del caucho y la quina.
Hay que resaltar que tales trabajos, todos ellos extractivos, en vez de generar mejores condicione de vida, sólo crearon poblaciones que dejaron de consumir su propia producción, para hacerlo con artículos alimenticios de otras latitudes, cuando en realidad podrían haber sembrado y cultivado en sus tierras. Nada de eso se hizo y antes bien se creó un sistema de asistencialismo que fue degenerando en una cadena sin fin que derrapó hacia prácticas de corrupción que hasta hora son difíciles de exterminar; por lo cual bien vale advertir desde ya, a quien gobernará el país por un lustro, que no se deje arrinconar por posturas o manifestaciones de amistad y colaboración, que a las finales resultan un fiasco que perjudicaría severamente la integridad territorial. Están advertidos.





