Una persona cercana a esta redacción, relata con agradecimiento el servicio recibido de parte de miembros del SAMU, acrónimo de Sistema de Atención Médica Móvil de Urgencia, en los momentos que le tocó vivir a su esposa.
Claro está que en una emergencia la desesperación de los familiares se pone de manifiesto, más aún cuando los que atienden al paciente se demoran en dar un diagnóstico.
En este caso una idea errada, ya que los profesionales de la salud del SAMU hacen su trabajo tal como si el momento se estaría viviendo en un hospital, porque la ambulancia de este servicio está dotada de insumos, medicamentos y equipos necesarios para brindar atención médica de emergencia.
En otras palabras, el enfermo está recibiendo una atención tan igual o mejor que en un centro médico, en el lugar donde se encuentra.
Quien se encuentre en apuros sea por un accidente de tránsito, una descompensación, casos de emergencia en mujeres gestantes, quemaduras o traumatismos, pérdida de la conciencia, ahogo, asfixia y dificultad para respirar, dolor intenso en el pecho (sospecha de infarto), parálisis y alteración de la sensibilidad, convulsiones, intoxicación por medicamentos, alimentos y otros, tienen en el SAMU el apoyo inmediato.
Conocedores de este importante aporte a la seguridad de la salud de la ciudadanía, no hemos dudado en dedicarle estas líneas, en la seguridad de que día a día será la mano amiga presta a levantar a quienes necesitan, con suma urgencia, salir del peligro de un caso fortuito.