Visitó Auschwitz, el campo de exterminio de la II Guerra Mundial:
Por: Adolfo Ramírez del Aguila
arda1982@yahoo.com
Siguiendo la tradición de sus predecesores, el papa Francisco visitó Auschwitz (Cracovia), el campo en el cual se exterminaron a más de un millón de judíos durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945). El papa visitó Polonia con motivo de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ Cracovia 2016). El momento más simbólico de este viaje pastoral, fue la visita justamente a este lugar de genocidio espeluznante, donde los alemanes nazis dieron culto a la muerte, en una especie de holocausto de seres humanos solo por ser judíos, gitanos, comunistas, homosexuales o discapacitados.
Los errores y horrores de la historia se pueden volver a repetir, si es que no se toma conciencia de los mismos. Y de hecho, se están volviendo a repetir; sino, miremos los exterminios terroristas de ambos lados que actualmente se dan entre el Estado Islámico oriental y los países europeos occidentales. Francia, por ejemplo, financia y dirige bombardeos genocidas en contra de los países árabes, y lógicamente, los extremistas islámicos responden con la misma violencia fratricida.
El propio papa Francisco, aprovechando su visita, hizo una relectura de los horrores de la historia, cuando después de visitar Auschwitz, les dijo muy consternado a los polacos: «No quiero amargarles, pero les tengo que decir la verdad. La crueldad no se ha terminado en Auschwitz. También existe hoy» y agregó: «hoy se tortura a la gente. Tantos prisioneros son torturados para que hablen. Es terrible. Hoy hay hombres y mujeres hacinados en las cárceles súper pobladas. Viven como animales. Hoy existe aún esta crueldad».
La Segunda Guerra Mundial se inició el 1° de setiembre de 1939 cuando Alemania, al mando de Adolf Hitler, invadió Polonia. Considerado el mayor conflicto de la historia del siglo XX, murieron más de 50 millones de seres humanos, 4 millones de los cuales fueron a causa del exterminio nazi. Recordemos que esta guerra de casi seis años, enfrentó a dos grandes bloques enemistados que se pelearon a muerte por el control del mundo: La Potencias del Eje, liderada por Alemania y Japón, versus Los Aliados, liderado por Inglaterra y los Estados Unidos de Norteamérica. La guerra terminó, cuando los cazabombarderos norteamericanos lanzaron el 6 de agosto de 1945, una primera bomba atómica en Hiroshima y tres días después, otra en Nagasaki, exterminando despiadadamente a miles de japoneses civiles, en especial niños, mujeres y ancianos.
Volviendo a Polonia. Hoy después de casi 71 años de finalizado este conflicto a escala mundial, es la primera vez que un papa visita estos lugares que recuerdan el horror bélico, sin haber sido testigo directo. Los dos predecesores inmediatos de Francisco, vivieron en carne propia estos acontecimientos y visitaron también Auschwitz. Karol Wojtyla, el papa polaco Juan Pablo II, fue testigo de la ocupación alemana a su tierra natal; y su visita al lugar en 1979 fue parte de los acercamientos interreligiosos con los judíos. En tanto, al alemán Joseph Ratzinger, Benedicto XVI, visitó el campo de exterminio en el 2006 y trató de no hablar en su lengua nativa como señal de deslinde con el nazismo de sus paisanos. Lamentablemente, es honesto aclarar, no todos los papas católicos deslindaron con claridad su rechazo a este etnocidio; Pío XII por ejemplo, el papa de ese entonces en que se desarrollaba la II Guerra Mundial, no hizo nada para detener este horror y ni siquiera se pronunció en contra.
Según los historiadores más conservadores, la Segunda Guerra Mundial fue porque la Primera (1914-1919) se cerró de forma errónea con el Tratado de Versalles, un acuerdo que humilló a la Alemania derrotada y que impidió por tanto un nuevo equilibrio europeo. El tratado de paz que exigió cuantiosas reparaciones de guerra a los países vencidos y la crisis económica que lo siguió, inspiró a Hitler a crear una ideología, el Nazismo, que hizo convocar a las masas para recuperar el honor perdido (Ráfols & Riera, Hitler toma el poder, 2015).
En realidad, el verdadero origen de toda guerra es el deseo de poder desenfrenado, que resucita el eterno deseo del hombre de tener más para dominar más. De este deseo pernicioso, surgen los imperios, se organizan las cruzadas, se confabulan las dictaduras, se fundamentan los etnocidios, se encuban las ideologías extremistas, se fundan religiones alienantes y se sacrifican vidas humanas para idolatrar al dios poder. Y eso fue la causa principal de la II Guerra Mundial y de todas las guerras del ayer y de hoy.
El papa latinoamericano, de cara al estrato más rebelde y decidido del planeta, los jóvenes del mundo entero, se congregó en Cracovia para rendir culto al Dios de la vida, y sembrar la esperanza, orando por la paz, pidiendo perdón por tanta crueldad en el mundo de ayer pero también en el mundo de hoy. El papa estuvo en esta jornada juvenil desde el miércoles 27 de julio hasta ayer domingo 31. Cinco días de intensa oración para que el fantasma de una nueva guerra mundial total se aleje. El próximo encuentro de la JMJ 2019 será en Panamá
Un momento crítico de su visita a Polonia fue cuando el pontífice de 79 años, se cayó abruptamente al momento de dirigirse a un altar para oficiar una ceremonia religiosa. El incidente felizmente no tuvo mayores consecuencias y Francisco pudo continuar con su itinerario planificado. La caída nos hizo recordar la edad avanzada del papa. Muchos analistas vuelven a discutir la posibilidad de que tengamos un segundo papa emérito, ante la abierta posibilidad de una nueva renuncia. Francisco al despedirse de los jóvenes en Polonia les dijo: «No sé si voy a estar en Panamá» el 2019, la próxima JMJ, aumentando la gran posibilidad de su renuncia el 2018 al quinto año de su pontificado, como lo dejó entrever en múltiples entrevistas.
Su próxima visita será a Colombia el 2017. Sin perder la esperanza que antes del final de su pontificado, visite al Perú, a la Amazonía peruana, hacemos votos para que la voz profética, los pasos de este misionero, sea tenido en cuenta por los líderes del mundo para que construyan un nuevo orden mundial no como fruto del poder absoluto con pensamiento único, sino como fruto de la solidaridad humana y el respeto a las diversidades.
Que Dios, padre misericordioso de todos los pueblos del mundo, bendiga la labor de nuestro papa latinoamericano, en el cuarto año de su pontificado. Amén.
