El dictamen del odio

– A propósito de la Megacomisión que investiga el gobierno del Dr. Alan García
Al fin, luego de marchas y contramarchas, la Comisión Tejada, que algunos denominan como la Comisión de la Megapersecusion aprobó el consabido y cantado dictamen de la maldad y el odio contra el expresidente Alan García Pérez. Después de más de 2 años de intensos vericuetos, con el despilfarro de más de 12 millones de soles en asesorías de diverso nivel, para sustentar supuestos delitos inexistentes o fabricar acusaciones bajo el prurito de infracciones constitucionales, que bajo cualesquier mecanismo den forma al asesinato político del principal opositor del actual régimen que gobierna al Perú, la Comisión congresal arriba a conclusiones en medio de un creciente descrédito, y  un serio cuestionamiento a su imparcialidad y transparencia en la ejecutoria de las funciones asignadas.
A los ojos de la opinión ciudadana, gran parte de sus plazos y energía de gestión, el gobierno humaliento a través de sus representantes congresales ha dedicado a la infructuosa búsqueda de fundamentos que deslinden indicios o vinculen sobre supuestos ilícitos cometidos por el líder aprista en el ejercicio de su función presidencial en el periodo 2006-2011. Tales intentos en gran medida se han estrellado contra la realidad planteada, que no existen razones sólidas y precisas que definan responsabilidad del presidente Alan García en los ilícitos que pretende forzar la Comisión de marras.
Inclusive el congresista Mauricio Mulder, connotado representante de la bancada aprista ha espetado al presidente de la llamada Megacomisión, Sergio Tejada, «que es un ignorante del Derecho, por eso habla estupideces y repite lo que le dicen sus asesores, sin tener conocimiento, por eso es que el informe que responsabiliza penal y constitucionalmente al ex presidente Alan García está plagado de tantas incongruencias». Además, Mulder precisa «el informe establece que Alan García ha violentado el artículo 43 de la Constitución que refiere que el Perú es un Estado unitario ¿en que Alan García ha violentado este artículo?..»… También observa que «se indica que se ha violentado el artículo 118, pero no se dice el inciso. Supongo que debe ser el artículo referido a que el presidente de la República está facultado a conferir indultos, y eso es lo que ha hecho el presidente García. No se entiende nada», anotó. Mulder reafirmo que el «informe es una soberana estupidez», agregando que la «Mega comisión es una reverenda payasada política, donde se ha ejercido una persecución estaliniana contra García». Duras expresiones que reflejan el crispamiento del clima político en torno al tema, que debe agudizarse cuando el vapuleado Informe se someta al debate en el pleno del Congreso de la República. En dicho escenario debe delimitarse con meridiana claridad quiénes avalan el mamotreto de la persecución o asumen posiciones acordes con el respeto a la legalidad, la transparencia y lo que corresponde a la ejecutoria de responsabilidades en el marco del Derecho y las funciones estipuladas.
El Perú no puede ni debe retroceder a épocas aciagas de persecución a rivales o adversarios políticos bajo supuestos investigatorios sin sustento ni contenido, cuyo único afán es el de pervertir el escenario político para fines protervos de carácter autocrático y dictatorial. Se está utilizando a mansalva el golpe bajo, la mentira y la calumnia mediática para demoler al adversario político, avivando épocas cavernarias que el Perú democrático debe extirparlos por el imperio de la ley y la razón.
En este contexto, no olvidemos el premonitor mensaje de Víctor Raúl Haya de la Torre: «Después de mi muerte, la victoria», Alan García en su calidad de militante del aprismo fue el primero en ocupar el alto cargo de Jefe de Estado. Parece que este hecho desencadenó el odio vil y encarnizado de quienes se sintieron postergados y desplazados de la competencia política a lugares sin importancia y de segundo nivel. A partir de tal acontecimiento optaron por la lógica virulenta de eliminar el obstáculo, a cualesquier precio y bajo controvertidos procedimientos. Una cruzada diabólica que alía a adversarios encarnizados y encubiertos del aprismo. La estrategia común es enlodar y echar barro. No se plantean escrúpulos de ninguna naturaleza, el objetivo común es arrinconar al principal líder del aprismo para socavar la estructura vital del Partido Aprista Peruano.
Pero los nuevos sicarios contra el aprismo, no deben olvidar que la estructura corporativa del APRA, pese a sus contradicciones y dificultades internas, es sólida y maciza cuando se trata de defender su histórica institucionalidad orgánica. En 1990 pese al embate de una derecha ciega y un extremismo aliado con el demencialismo de sendero luminoso y el MRTA, salimos airosos con un tercer lugar en las elecciones generales. Cuando la patraña del ahora olvidado Fernando Olivera y Cía. no dio resultados, en Abril de 1992 apareció el autogolpe fujimontesinista para «liquidar» a Alan García.
Los nuevos adversarios no le perdonan la ejecutoria de 152,200 obras a lo largo y ancho del Perú en el periodo gubernamental del 2006-2011 y asoman con sus esquemas infernales, dispuestos a arrasar con todo al mejor estilo del sicariato mediático a través de los integrantes  de la consabida Megacomisión.
La demolición es incesante, el objetivo: desbrozar la ruta de la reelección conyugal. Estamos avisados.