Por: Angello Rivera
Abogado. Asociado Principal en el Estudio Osterling Abogados y profesor de Derecho.
arivera@osterlingfirm.com
El lunes pasado desarrollamos las principales ventajas del Arbitraje de Derecho, un mecanismo eficiente para solucionar una contienda legal y no recurrir a un proceso judicial largo y tedioso. Entre estas ventajas destacamos en detalle la celeridad, especialización y confidencialidad. Desde luego, la lista es mucho más extensa, podríamos incorporar otros elementos como la flexibilidad o la posibilidad de fijar reglas específicas de procedimiento, cosa que no ocurre en un proceso judicial ordinario.
Muy probablemente, este mecanismo de solución de controversias despertará el interés de contratantes de todo tamaño y sector que buscarán someter a un Arbitraje de Derecho cualquier disputa que se presente en sus relaciones contractuales, pues no es un mecanismo que se restringe sólo a grandes empresas y negocios. Seguramente se consulten: ¿Cómo hacerlo?
Respondiendo a esta pregunta, sostenemos que el mecanismo por el cual los problemas derivados de un contrato privado se someten al Arbitraje de Derecho es el “Convenio Arbitral”, el que suele presentarse, usualmente, en las siguientes dos modalidades:
Cláusula Arbitral: Se trata de la modalidad más recurrente. Las partes convienen expresamente en el contrato que suscriben que cualquier controversia será sometida a Arbitraje de Derecho. Lo usual es que concurran a un Centro de Arbitraje Institucional – por ejemplo, la Cámara de Comercio, el Colegio de Abogados, entre otros – donde podrán acogerse a las normas institucionales ya establecidas que brindan seguridad.
Comunicación entre las partes: En aquellos casos donde no se haya implementado expresamente la Cláusula Arbitral en el contrato, las partes pueden acordar a través de comunicaciones – cartas, correos, etc. – someter cualquier controversia derivada del contrato a un Arbitraje de Derecho.
Bajo estas modalidades, usted, apreciado lector, podrá acogerse a una vía de solución de controversias más eficiente y efectiva que un proceso judicial, el cual suele tomar largos años para resolver un problema y que genera altos costos para ambas partes. Finalmente, volvemos a precisar, quizá el costo del proceso arbitral sea mayor al de la vía judicial ordinaria, pero a la larga, el tiempo vale más que el dinero.