Educación agrícola

En los años que le quedan por vivir don Miguel Ferreyra con sus 80 años y tantos meses podría representar a los miles de agricultores de Loreto, que durante años de años, les han repetido que no se puede mejorar más de lo que ya está la producción, en tierras pobres y que solo después de una creciente, las zonas bajas se quedan enriquecidas.
Esto de no abonar, obviamente resulta decepcionante, en vista que todo productor desea tener mejores resultados en lo que va cosechar tanto en cantidad como en calidad del producto orgánico, porque a ello debemos apuntar, a lo orgánico. Sea si sembramos para comercialización o para el consumo, o para ambos propósitos.
Y nos referimos a don Miguel, que a estas alturas de su vida está aprendiendo a aprovechar lo que tiene en su chacra para abonar sus plantaciones, y se muestra muy entusiasta, hasta con cierto pesar, ya que si desde joven hubiera recibido educación agrícola, su trabajo de campesino estaría en un nivel más competitivo.
En la región tenemos dos grandes recursos para desarrollar al máximo posible los ríos con todas las fuentes de agua existentes y la tierra con toda la variedad de bosques, empezando con conocer y mejorar la técnica usada por nuestros sabios antepasados, fortaleciendo con los actuales conocimientos y tecnología acorde a los objetivos.
Siempre estamos hablando de valores, y no le damos su lugar especial a los productos que tenemos. También hablamos de principio y no hemos trazado la línea de cómo diseñar nuestro desarrollo sostenible empezando por reconocer y aplicar las experiencias exitosas en materia agraria. La educación agrícola debe empezar en casa, pasar por el colegio, consolidarse en la universidad o instituciones técnicas, y así seremos parte de la agricultura familiar o alternando como aliados de la pequeña, mediana y de gran empresa.
Y como siempre estamos insistiendo, en que el Estado tiene que ser el primer cliente de la producción local y regional, acompañando con capacitaciones para la misma comercialización, orientar en la formalización para poder vender al Estado y que se destraben los impedimentos para hacerlo regionalmente, puesto que son trampas sembradas desde intereses centralistas en perjuicio del desarrollo equitativo del país.