- El párroco Walker Dávila invita a reflexionar sobre la humildad, la coherencia y el verdadero sentido de seguir a Jesús.


En conversación con el párroco Walker Dávila, compartió una profunda reflexión sobre el verdadero significado del Domingo de Ramos, destacando que esta fecha no debe reducirse a un gesto simbólico, sino vivirse con plena conciencia espiritual y humana.
El sacerdote explicó que interpreta esta celebración desde dos dimensiones: una teológica-social y otra de carácter personal. En el primer plano, recordó que la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén, montado en un burro y aclamado con palmas, representa una paradoja entre la humildad y la esperanza. “El burro simboliza la sencillez; las palmas, la victoria. Jesús fue aclamado como rey, pero pocos entendieron realmente quién era”, comentó.
Dávila advirtió que, en ese contexto, muchos vieron en Jesús un líder político o una figura de poder. “Incluso Judas lo siguió esperando beneficios, como si fuera a darle trabajo. Es una figura que representa a quienes siguen a Jesús sin comprenderlo del todo, movidos más por intereses que por fe”, reflexionó.
En el plano humano, señaló que es común que las personas alaben o valoren a otros mientras satisfacen sus expectativas, pero los rechacen cuando ya no les resultan convenientes. Esa actitud, para el párroco, nos invita a cuestionar nuestras intenciones y vínculos con los demás, y también con la fe.
Para el párroco, seguir a Jesús no debe ser un acto superficial o solo espiritual, sino un compromiso integral con la vida y los valores que se profesan. “Debe haber coherencia entre lo que creemos y lo que hacemos. Eso es ser verdaderamente cristiano”, afirmó.
Finalmente, invitó a los fieles a vivir esta Semana Santa con humildad y gratitud, recordando que la espiritualidad no debe estar marcada por lo material. “No se trata solo de tener un ramo en la mano, sino de tener el corazón dispuesto a cambiar. Lo importante es trabajar la humildad todos los días”, concluyó.
(K. Rodriguez)





