En el aspecto de la identidad amazónica tenemos un reto permanente. Y radica en cómo sentirnos cada vez más empáticos y orgullosos de nuestras raíces con un impresionante mestizaje como pocos en el mundo, que, si bien en la actualidad tenemos un gran avance, falta mucho más por evidenciar.
Las manifestaciones amazónicas deben estar en todo el entorno de nuestra cotidianidad, desde nuestras casas, lugares de trabajo, lugares públicos y en los centros recreacionales. En estos últimos de manera especial se debe buscar exhibir el diseño amazónico.
Aquí hay un punto importante que el Estado debe promover desde su propio poder de ejecución, porque nadie visita otro país del mundo o lugar específico para ver imitaciones y muy básicas, de lo que ya tienen en sus respectivos países.
El visitante nacional y extranjero valora lo propio de cada lugar, y si esto se presenta con buen gusto y resaltando los recursos naturales estaremos en la línea correcta para tener éxito en el rubro turístico, sobre todo en lo urbano, donde más se busca imitar lo que ya hay en otras partes del mundo, y para colmo malas copias. Cuando en base a nuestro diseño amazónico podemos crear maravillas para los ojos del visitante que disfrutará de esa novedad.
Busquemos ser auténticos, y en esto los albergues turísticos llevan un poco la delantera que combinado con la naturaleza pura que los rodea, se muestran más interesantes para los turistas. Ese es un escenario y qué bien que un buen número de inversionistas tengan el éxito deseado, pero tenemos diversos espacios que explorar también en la zona urbana en el marco de la recreación, la cultura, la pintura, la música, la gastronomía, etc.
Que los lugares de recreación sean diseñados con estilo amazónico, combinando el uso de materiales tanto sofisticados como de la belleza tropical de manera sostenible. Así se plasmará nuestra identidad y seremos recomendados para que más personas del mundo nos visiten, generándose puestos de trabajo y mejoras en la economía regional y local.