Los tiempos cambian. El ayer que recordamos con añoranza, se ha perdido con el devenir de los años hasta que, gracias a la pérdida de valores tan importantes como el respeto, se han convertido en simples anécdotas graciosas para los jóvenes de hoy.
Lo cierto es que los padres ejercían su autoridad cuando los hijos se desviaban del camino señalado por las pautas del hogar. Por haber dejado de ir al colegio para dirigirse a la quebrada de Pampachica y bañarse en sus frías aguas. Una soberana paliza era el final de la historia. Y nunca más, porque el jovencito o la señorita sabían a qué se estaban exponiendo.
En el pasado hubiera sido un escándalo de proporciones inconmensurables que un grupo de muchachos y muchachas se encuentren borrachos en un local de baile. Peor aún, la vergüenza de los padres de los menores. Pero como decimos líneas arriba, los tiempos cambian, la mayor de las veces para mal.
En la edición de ayer de este diario, se da cuenta de un espectacular operativo, que contó con la participación de más de un centenar de policías, realizado el sábado próximo pasado en las instalaciones del Centro de Convenciones El Pardo, donde se encontró a varias jovencitas y muchachos menores de edad, indocumentados, en evidente estado de ebriedad. Para quienes esto pueda ser una sorpresa, les tenemos que decir que eso es común en cada noche de fiesta. No es nada nuevo y por eso ya a nadie escandaliza. Es peor, es normal.
El panorama que vemos es preocupante. Los padres de familia no se preocupan por sus hijos en saber dónde se encuentran, con quién y qué están haciendo. Las autoridades no ejercen el debido estricto control en la entrada de menores de edad a centros de diversión como pubs, discotecas y locales de baile, donde hasta se consume estupefacientes y, como las sanciones son leves, los propietarios de estos locales prefieren pagar la multa, antes de prohibir la presencia de menores en sus negocios. Es más rentable en todo caso y no les interesa ni el daño moral ni físico de la juventud. Lo que les interesa es ganar dinero emborrachando a la gente.
Así, el futuro se nos presenta muy difícil ¿Qué nos espera si las bases de la sociedad se corroen? Un derrumbe moral de inimaginables consecuencias