Titulares

Cultura Vial vital

Ante el aumento descomunal del parque automotor principalmente con vehículos menores como motocarros y motos, las pistas y calles más circulantes de la ciudad de Iquitos se ven cada vez más, más tugurizadas de tal forma que en las horas puntas parecieran rozarse unos con otros.
Cuando era menos esta tugurización y de hecho era bastante, solo que ahora es exorbitante, las autoridades municipales de entonces, reunió a los empresarios comercializadores de estos vehículos con la finalidad de persuadirlos para que no saturaran el mercado y paralizaran el incremento de los mismos, por supuesto, que este pedido no prosperó por el sistema de libre comercialización y por la necesidad de los clientes que hacía que la demanda sea muy alta.
En Iquitos una ciudad en constante crecimiento siguiendo el pésimo modelo limeño centralista se contaba con una ensambladora de motos que hacía pensar en lo que ahora se convertiría esta ciudad capital loretana, y no solo por la facilidad con la que se armaban las motos, sino, por representar un vehículo ideal por el clima.
Aunque en el fondo era más que todo por su bajo costo frente a un vehículo cerrado con la virtud de proteger del sol y además con aire acondicionado, pero cuyos precios no estaban ni están al alcance de las grandes mayorías locales, además de afrontar el mantenimiento de estos, que lo encarece más.
El aumento de los vehículos menores en las pistas de la ciudad no fueron en aumento a la par de la cultura vial, tan vital, tan necesaria, tan reglamentada, pero, como siempre los superdotados que aprenden a encender una moto, a entrenarse en los cambios (que ahora ya muchos modelos son directos sin cambios), pasaron y pasan por alto las normas de tránsito.
Muestra cultura vial está por los suelos, así como la valoración de la vida, por lo mínimo el respeto a la existencia del otro, del prójimo. Así nuestra ciudad no solamente es temeraria por la excesiva cantidad de vehículos que supera largamente la infraestructura vehicular, sino, por la gran ignorancia sobre el reglamento de transporte público, y de conocerlo prima la irresponsabilidad de cumplirlo, generalmente.
Con estas actitudes las calles de la ciudad de Iquitos siguen siendo el espacio mortuorio para conductores y pasajeros, por lo que para evitar más muertes, nos toca invocar al fiel cumplimiento de la reglas del tránsito vehicular. Esperamos de verdad que este pedido toque la inteligencia y tengamos un circuito vehicular mucho más seguro.