Cultura en Iquitos: ¿La última rueda del motocarro?

Qué terrible y tremendo resulta enterarse sobre el estado actual de la cultura en Iquitos, que aquel olvido siga inmutable frente a todos. La cultura permanece ofendida y fondeada en el baúl de la Amazonía. Odiada y repudiada por las autoridades, quienes podrían haber impreso un sello destellante de apoyo a esa actividad que purifica el alma de todos los ciudadanos.
Pero no, a nadie parece importarle mucho. Menos a los que tienen que planificar un presupuesto económico para inyectarlo actividades que redunden en el crecimiento cultural de la región. Hay muchos personajes intelectuales que sí se interesan por dar vida a una propuesta cultural, por vestirla de gala aunque sea una vez al año.
Aunque finalmente se den “contra la pared” al no recibir la herramienta necesaria (presupuesto) para impulsar tareas culturales. Tal como acaba de conocerse a través del literato Cayo Vásquez, quien venía gestionando menos de 50 mil soles para impulsar la Feria del Libro, sin que las principales instituciones como el gobierno regional y la Municipalidad de Maynas, hayan hecho eco de su solicitud.
Y es que en Iquitos, donde la educación anda por el último lugar; la cultura parece haberse convertido en la “última rueda de un motocarro”. De un motocarro vetusto, difícil de guiar y mucho más complicado de comprender para motivarlo y empujarlo hasta que llegue a la meta esperada por todos.
Por lo menos, para este año en el plano cultural ya no queda nada por hacer. Ahora depende de quienes se atreven a cambiar la historia de Loreto con argumentos sólidos y acciones decisivas; también se animen a seguir luchando desde los primeros meses del año 2015 a fin de conseguir dinero público que haga fluir todos los proyectos culturales que tengan en mente.
No hay que desmayar en el intento. Mucho más en el 2015 donde se estarán renovando cuadros de profesionales al interior de las diferentes áreas de las instituciones. La Cultura no merece ser la “última rueda del motocarro”, sino  la gran señora, la amada y respetada señora loretana. Insustituible por siempre.