Observemos que estando ya prácticamente más allá de la finalización del año declarado por la ONU como año internacional de la biodiversidad, tenemos que reconocer que en lo que va de esta primera década del siglo XXI, poco o nada se ha hecho en procura de un acuerdo vinculante mundial para que los países asuman acciones concretas que tengan que ver con el cambio climático.
Si queremos llegar a una solución racional del problema, hagamos una visualización en retrospectiva de la cita de Copenhague, y podríamos decir que lo acordado pudo haber sido determinante, sin embargo no llenaron ni mínimamente las expectativas cifradas en dicha cita; por ejemplo el Perú, país cuya atmósfera recibe abundante emisión de gases de efecto invernadero, producto de la deforestación y el cambio de uso del suelo, buscaba que durante la cita se aprobaran sistemas de compensaciones para la conservación de bosques, sin embargo no ocurrió, increíblemente por falta de consenso de diversos países.
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Claro que en cuanto al Perú, según la Revista especializada «Regiones sostenibles» del mes de mayo del año pasado señala que durante la década se ha logrado importantes avances en torno a la conservación y gestión de nuestra biodiversidad.
Aquí vale precisar que la cobertura del sistema de áreas naturales protegidas, se ha duplicado de 10 a 19 millones de hectáreas y los gobiernos regionales en el marco del proceso de descentralización, han promovido el establecimiento de 5 áreas de protección regionales; y han creado sistemas regionales de conservación durante su gestión y naturalmente eso es digno de relevarse, pues permite determinar que algo se ha hecho, pero el problema es mayor, cosa que también revela la citada publicación, el presupuesto para el sistema nacional de áreas protegidas ha aumentado durante lo que va de la década y ya se cuenta con un plan director actualizado que establece lineamientos a largo plazo para la gestión de estas importantes zonas. Es de esperar que las expectativas se cumplan.
Referencia especial merece el importante aporte de la sociedad civil que según dicen los especialistas, ha puesto lo suyo en la tarea de relacionarse de una manera armoniosa con nuestro entorno natural, ojala que el ejemplo cunda entre los empresarios y el contingente humano que se activa en el ámbito maderero. Pues de continuar el asesinato de los bosques, nuestra ecología sufrirá un colapso irreversible con consecuencias funestas.