Esforzarnos con amor y buen ánimo para que nuestros niños y niñas no pierdan la fantasía de su edad, no solamente es un derecho que ellos tienen, sino que es una de nuestras más grandes responsabilidades como personas adultas que somos, aunque lamentablemente muchas veces nos ganan nuestros intereses sobre lo de aquellos pequeñitos en formación o «deformación».
Una forma de adentrar en su mundo y relanzarlo hacia ese exterior real con características propias de su imaginario, es a través de los cuentos. Es un espacio, un tiempo que podemos compartir, de ser cómplices de las más dulces fantasías, del cómo van construyendo historias en base a su corta experiencia de vida, pero tan llena de color, ingenuidad y más aún, pureza del alma.
Es por eso que vemos con agrado como se vienen promoviendo los llamados «cuenta cuentos», donde los infantes participan activamente. Eso es una excelente práctica y en buena hora que las municipalidades en general, empujadas por el cumplimiento de metas vienen realizando este tipo de actividades. Lo destacable acá es que la población viene respondiendo. Solo faltaba dar el paso, sea como fuera, ya está haciéndose.
Aunque esto es insuficiente, en los hogares también se tiene que incluir en la agenda familiar una especie de «cuenta cuentos». Ya sea durante la llamada sobremesa, cuando la familia se sienta frente a frente para dialogar (pero sin televisor, ni radio encendida), ya que estos aparatos también tienen que «descansar»; también puede ser antes de dormir. Nos sorprenderemos de las muchas historias que ellos pueden crear y recrear, hasta podría servir para detectar algo negativo que podría estar ocurriendo a nuestros hijos.
El «cuenta cuentos» está de moda y esperemos que nunca pase. Los adultos podemos poner nuestra cuota con el desarrollo intelectual, afectivo y creativo de nuestras crianzas, tan solo compartiendo nuestras historias mágicas del mundo en que vivimos y escuchando lo que el fruto de la vida que son ellos, son capaces de presentarnos. Saquemos al niño o niña que tenemos dentro y hagamos de nuestro mundo algo más placentero enfocado hacia la educación.