Para el sector educación en general, vale decir, ni para los docentes, tampoco para los administrativos, especialmente para los de la oficina de gestión pedagógica, es un secreto que muchos niños loretanos año tras año truncan el inicio de sus estudios secundarios.
Es una realidad tan triste y frustrante a sus cortas edades, de sentir que no pueden seguir estudiando en sus comunidades rurales o en localidades indígenas porque en su lugar la institución educativa solo cuenta con colegio primario.
Los padres y madres que se empeñan porque sus hijos continúen sus estudios los mandan a otros pueblos donde hay secundaria, y puedan ser acogidos por hogares amigos o familiares y así cumplir el sueño de terminar sus estudios básicos.
En otros casos son admitidos en albergues o internados estudiantiles donde pueden garantizar alimentación y orientación escolar y hasta psicológica, pero no en todos los lugares hay un internado cercano, menos cuando se presentan problemas presupuestales para su funcionamiento, al punto de estar en riesgo de desaparecer.
Una idea que surgió desde la municipalidad distrital de Indiana siendo alcaldesa la política loretana profesora Janet Reátegui, fue con mucho esfuerzo la creación primero de los pequebus (naves fluviales para transporte escolar) que recogía a los alumnos de sus comunidades y los trasladaban a otra comunidad donde había secundaria, y luego los regresaban.
Era como el servicio terrestre de transporte escolar en las ciudades, se trató de una adaptación a la realidad amazónica de una infancia que espera mucho de sus autoridades. Esto llamó la atención del mismo ministerio de Educación que lo convirtió en una política de Estado, pero al parecer en abandono, porque se implementaron en uno o dos distritos más, y nada más, nunca se cubrió la total necesidad.
Y este 2025 cuántos niños y niñas se quedarán sin poder dar el salto para cursar la secundaria. ¿A alguna autoridad sea alcaldes, regidores, gobernadores, consejeros o congresistas, líderes rurales e indígenas, les interesará conocer? Las oficinas pedagógicas de las Ugel de Loreto podrían ilustrarlos, hasta decirles lo que se necesita para atender a nuestros escolares perjudicados.
¿Cuántos niños sin secundaria?
