La ciudadanía debe y necesita saber que las Comisiones Investigadoras nombradas por el Congreso Nacional, no son juzgadoras y por ello no pueden pronunciarse por la responsabilidad o inocencia de las personas investigadas.
Su constitución multipartidaria garantiza una buena indagación, aun cuando, generalmente los grupos mayoritarios tratan de dominarlas, a fin de controlar sus decisiones, según sea el caso.
Su efectividad reposa en la imparcialidad y seriedad con que se maneje tan delicada misión. Los parlamentarios que integran una comisión investigadora, necesitan desarrollar un esfuerzo tremendo para resistirse a la tentación de la publicidad o la notoriedad pasajera y olvidarse transitoriamente de sus electores. Los integrantes de una comisión investigadora deben prescindir de cualquier antagonismo de tipo partidario o personal, lamentablemente en el Congreso no se estila la inhibición en el conocimiento de una causa, como sucede en el Poder Judicial, donde un juez puede ser recusado por parcialidad notoria o por mantener vínculos de amistad, familiaridad o parentesco con el inculpado o el denunciado.
También durante el desarrollo de la investigación, no es ético que los miembros de una comisión emitan opiniones adelantando juicios, ni en pro ni en contra del investigado, menos aún, como suele ocurrir con frecuencia, sobre la culpabilidad o inocencia que sólo es de competencia del Poder Judicial.
Por otra parte, la reserva acerca del proceso investigatorio es fundamental. Todo acto que signifique jolgorio al descubrir determinados indicios conducen a metas negativas. Las tareas indagatorias deben ir de menos a más y no al revés. No es conveniente inflar los acontecimientos con el fin de llamar la atención pública o lograr difusión en beneficio personal, pues todo esto, como sucede con los globos, se desintegran al primer pinchazo, y allí es donde la credibilidad desaparece y recuperar el prestigio se vuelve más difícil.
La única tribuna donde se debaten las conclusiones finales de una Comisión, es la Asamblea de la Cámara, allí se esgrimen los argumentos y se finiquitan los problemas. La Cámara resuelve.