Lo que se desprende del discurso del Presidente de la República, Manuel Merino de Lama, es que continuará con la reactivación económica, fortaleciendo a las pequeñas y grandes empresas para generar puestos de trabajo; además de otras acciones que conllevarán a mantener la confianza del mundo financiero que nos está mirando de reojo.
Con toda nuestra extrema pobreza, por solucionar, con el permanente relanzamiento de nuestra economía, superando la lucha contra el Covid-19 o seguir adaptándonos a la nueva normalidad, debemos continuar de pie sin vacilaciones a pesar de todavía un escenario político congresal mezquino e irresponsable que nos puso al filo del abismo.
Seguimos en esa línea de riesgo con ciertas reacciones negativas como la devaluación de nuestra moneda nacional el Sol, pero seguimos exigiendo de diversas formas a las autoridades que están y empezarán a conformar el Ejecutivo en las horas y días venideros, que necesitamos señales firmes que se seguirá la línea de Estado, trazada para el desarrollo.
Se ha tenido por mala costumbre, que entra una nueva administración de gobierno y se presentan giros en las líneas de trabajo y de gestiones, no señores, están totalmente equivocados, acá nadie va a “descubrir la pólvora” que ya fue creada, como ya están dados los procedimientos que nos encaminan al desarrollo.
La política de gestión de Estado siempre debe ser la misma en el sentido de continuar lo que a todas luces está bien hecho y se ajusta a la ley, a las normativas, a los reglamentos; todo está dado, solo que nos han acostumbrado a que cada cambio de personajes políticos en el gobierno, casi todo debe cambiar de rumbo, como empezar de cero, no, con ese cuento ya no más. Son administradores de turno y deben continuar con los procedimientos que favorecen a todos.
Es una conducta que debe validarse para todos los niveles de gobierno, y es nuestra responsabilidad exigir que así sea desde el lugar donde nos encontremos en nuestras diversas labores como ciudadanos peruanos (as), si amamos nuestra patria de verdad, así como el presente y futuro de nuestros hijos, es el momento de ponernos al frente con nuestra palabra y acciones. Se ha demostrado que la corrupción ha sido la madre de todas nuestras enfermedades y carencias extremas, que de haber sido diferente, vale decir que de haberse administrado nuestros recursos con decencia desde inicios de la vida republicana, corrigiendo los vicios y avaricias heredados de la colonia, nuestro país sería una de las naciones desarrolladas en equidad e igualdad entre todos sus habitantes con tranquilidad económica, calidad educativa, salud, desarrollo tecnológico y paz social amigable con el medio ambiente. Sigamos atentos.