

Tras más de 50 días de protesta, los pueblos indígenas permiten el paso fluvial, aunque exigen acciones concretas del Estado frente a la contaminación del río.
Luego de más de 50 días de protesta, las comunidades indígenas de la cuenca del río Tigre, en la región Loreto, decidieron suspender de manera temporal el paro que mantenían en rechazo a la minería ilegal. Sin embargo, advirtieron que la vigilancia comunal continuará hasta que el Estado cumpla con intervenir efectivamente las dragas que operan en distintos tramos del afluente.
El levantamiento momentáneo de la medida fue acordado por los dirigentes de los veinte pueblos que integran el frente de lucha indígena del Alto Tigre. Con ello, se permitirá restablecer la navegación fluvial y facilitar el ingreso de alimentos, medicinas y productos esenciales hacia las comunidades que permanecían aisladas desde el inicio del conflicto.
A pesar de esta tregua, los líderes amazónicos aseguraron que la lucha no ha terminado. Las rondas comunales seguirán patrullando el río para impedir el traslado de insumos y materiales vinculados a las actividades mineras ilegales, como combustible, maquinaria o repuestos para dragas. “Seguiremos vigilando nuestro territorio, porque la amenaza sigue latente”, señalaron los apus.
Los dirigentes denunciaron además que los mineros ilegales estarían ofreciendo a las comunidades diversos beneficios, como la reparación de infraestructura o el suministro de combustible, con el objetivo de obtener respaldo local. Según advirtieron, estas prácticas buscan dividir a los pueblos y debilitar su resistencia frente a la destrucción ambiental.
“Están ofreciendo cosas que el Estado no cumple, y eso confunde a algunas familias. Pero nosotros tenemos claro que esas promesas solo traen contaminación y conflictos”, manifestó un representante comunal del Alto Tigre.
Las comunidades sostienen que, pese a los múltiples pronunciamientos, el Gobierno aún no ha presentado una estrategia clara para enfrentar la minería ilegal ni medidas sostenibles que garanticen la protección del río y sus ecosistemas. “Queremos hechos, no palabras. El Estado tiene que venir y actuar de verdad”, remarcaron los apus.
Mientras la tregua abre una breve pausa en el conflicto, la incertidumbre se mantiene. Los pobladores insisten en que, si no se registran resultados concretos en los próximos días, podrían retomar las medidas de fuerza. En tanto, el río Tigre sigue siendo el escenario de una resistencia amazónica que lucha por preservar la vida, el agua y su territorio. (K. Rodriguez)





