CÓMO MEJORAR LA COMUNICACIÓN CON LOS HIJOS.

(Los riesgos sociales de hoy, te lo exigen papá)

Por: Luis Roldán Ríos Córdova     rioscordova2010@hotmail.com

En cierta ocasión una madre de familia se presentó a la Coordinación de tutoría del CNI para presentar acaloradamente su extrañeza por la in conducta que su menor hijo estaba adoptando frente a los estudios y a sus compañeros desde que ingresó a esta  institución, decía muy convencida la ofuscada mamá, y que lo mejor que haría es llevárselo a otra institución educativa más responsable, más educadora….en fin. La mamá sentía culpa por haberse dejado llevar por los amigos que la recomendaron a esta buena institución educativa para su buen hijo, una maravilla en los estudios durante toda la primaria.

No estaba la mamá en condiciones de aceptar nada que justifique la nueva actitud de su adolescente hijo que no fuera el CNI, causante de tan maligno cambio de conducta.

La actitud intransigente de la mamá para no aceptar explicaciones que no la liberen a ella de culpa como madre, nos indica claramente el origen del cambio conductual del ayer niño hoy adolescente muchacho. En ningún momento la mamá ha dado muestras de reflexión preguntando en qué puede haberse equivocado ella.  No. «Esta institución es la culpable. Y punto».

Es cierto, el entorno escolar influye en la conducta del  estudiante, en la medida  que el alumno no trae del hogar una sólida y acertada formación que al parecer era el caso del chico. El niño era obligado desde el primer grado de primaria a traer a la casa excelentes notas. Altas notas o palo, era la constante en el hogar.

La excelente primaria hecha por el niño en otra institución y la pésima secundaria que estaba haciendo el adolescente en el CNI era verdad. La mamá es una piedra para entender algo elemental: En la primaria su hijo era un niño. El niño acepta todo, inclusive el maltrato.

En la secundaria su hijo ya era adolescente. El adolescente todo cuestiona. Se revela contra todo incluyendo lo que se aguantó de niño.

Es toda la explicación sobre este caso, la adolescencia le agarra en el CNI a un niño cansado de las presiones y el maltrato.

La mamá tendría que entender que el trato para los niños no es el mismo para los adolescentes. La diferencia no incluye mal trato, sino, formas y modalidades, pues, el adolescente Roldán de hoy ya no es el mismo niño Roldán de ayer.  La mamá no quería entender eso. «No… el  CNI…»

Papá, con este caso me dirijo a ti para decirte que podemos los padres exigir altas notas a nuestros hijos desde niños y el resultado se hará costumbre si en casa practicamos una buena comunicación, con respeto, afecto y buen ejemplo incluido, de modo que los niños asimilen que las buenas notas son el resultado del esfuerzo y el deseo de hacer bien las cosas, conducta que continuará en la adolescencia. El miedo al exagerado y humillante castigo,  sólo anida en el niño un deseo de revancha contra sus padres que lo exteriorizará cuando llegue a adolescente, salvo casos especiales por el que no debemos apostar.

Sirva el ejemplo para asumir que la clave perfecta es la buena comunicación de padres a hijos para que los buenos niños sigan siendo buenos adolescentes a donde vayan; en este propósito te ofrezco algunas recomendaciones para hacer de la comunicación en el hogar un medio agradable de convivencia preparando a los hijos para enfrentarse con éxito a un ambiente social tan riesgoso como la que vivimos ahora.

_ Acuérdate que ese niño que antes te contaba todo y que ahora apenas responde con un monosílabo, ha descubierto sus propias intimidades y necesita autonomía y libertad para superarla. Aunque te cueste, trata de distinguir cuáles son y acepta que hay cosas que no puedes obligarle a que te cuente. No lo sometas a duros interrogatorios, esto sólo hará que te rehuya por que tu presencia le provoca fastidio.  Si crees que algo no está andando bien trata de descubrirlo de la manera más sutil posible.

_ Inicia siempre el diálogo contándole cómo te fue en el trabajo, qué problemas tuviste, pídele su opinión sobre la solución que has planteado para tus problemas; más temprano que tarde tu hijo hará lo mismo, empezará a confiar en ti y contarte sus vivencias.

_Respeta su intimidad, pues, necesita tener sus propios secretos, es normal que algunas cosas prefieran contárselas a sus amigos sin que por ello signifique que lo estás perdiendo.

_Entrégale sus cartas o correspondencias sin abrirlas, no escuches maliciosamente sus conversaciones ni le preguntes quién le llamó por el teléfono ni  qué conversaron. ¿A ti te gusta que eso haga contigo?

_Guárdale el secreto cuando tu hijo te confiesa algo, no te rías o burles, de lo contrario nuca más confiará en ti.

_Deja todo lo que estás haciendo cuando busca conversación y que él perciba que lo estás atendiendo, en caso que no sea posible debes deshacerte en disculpas, siempre y cuando esto no sea algo que él califica como de: Siempre lo mismo.

_Jamás califiques de absurdas sus opiniones o sus ideas, recuerda  que él no tiene por qué pensar u opinar igual que tú, pues, ambos son de diferentes épocas. Si sus opiniones no te parecen adecuadas según lo que tus padres te enseñaron a creer, demuéstrale que está equivocado.

_Respeta siempre sus emociones, no hagas bromas de sus sentimientos  si ves que no le gusta, déjale ser hincha de un equipo diferente al tuyo, de un credo distinto al tuyo o prefiere un deporte que a ti no te gusta, etc.

_No olvides que cualquier ocurrencia es motivo para entablar conversación con los niños, esto ayuda a mejorar el diálogo con los hijos mediante una permanente comunicación en la familia que en estos tiempos se hace más necesario para que cuando lleguen a la adolescencia sepan protegerse de los riesgos sociales que se ofertan abundantemente en las calles.

Los niños criados así, siempre serán buenos adolescentes en el CNI de Iquitos, en la vaquita de Cardoso, en el Abraham Lincoln  de Lima o en la mata víbora de la Freyre.