Por: Luís Roldán Ríos Córdova rioscordova2010@hotmail.com
Tal vez como padre no sea el preclaro ejemplo de virtudes para aconsejar a nadie, pues, siempre tenemos mucho que aprender, pero quiero compartir con ustedes padres y madres, algunas ideas sobre cómo formar hijos vencedores en los estudios y en la vida.
Ya es hora, me parece, de terminar con la idea que la calidad de la educación sea sólo responsabilidad del maestro o de la institución. Es momento ya de cuestionarnos dónde queda nuestra parte de responsabilidad. ¿Qué hacemos por los hijos más allá de darles de comer, de vestirlos y de asumir los gastos? Es posible que en estas respuestas ande agazapada la calidad de la educación de nuestros hijos.
Me gustaría que este año sea el inicio de una nueva concepción sobre los responsables del éxito o del fracaso académico en la educación de nuestros hijos.
Para empezar, me gustaría que los padres que creen que sus hijos sólo obtendrán grandes logros si van a instituciones particulares, visionen que eso es muy relativo, pues la calidad no necesariamente lo hace la institución, la calidad lo hace el mismo alumno si éste es un joven soñador, empeñoso, responsable y sanamente ambicioso, condición que los padres tenemos que inculcar a los hijos desde pequeñitos. Si como padre has sabido interiorizar en tus hijos virtudes para que vean a la competitividad como un deporte del cual se goza practicándolo; si los has hecho ver que el trabajo es una bendición que hay que vivirla con entusiasmo y al final de la jornada relatas tus logros y satisfacciones del día como un triunfo deportivo que satisface, aunque no siempre se gane, tus hijos aprenderán a tener aspiraciones más allá de lo común y cotidiano.
Me gustaría que los padres comprendan que los hijos son exitosos en los estudios, cuando ven a sus padres que compiten para ser mejores padres cada día (no para tener más dinero cada día) y lo expresan en el interés permanente por sus necesidades. Las condiciones para que los hijos sean vencedores en los estudios se siembra en el hogar, donde, a través de las actitudes de los padres, el niño alimenta su espíritu, su estado de ánimo frente a sus sueños; la institución sólo canaliza el discurrir de esas potencialidades que nacen sin lugar a dudas, en tus manos, en el seno del hogar.
No sabemos qué puede hacer la institución o los maestros con niños que asisten al aula con la moral y el estado de ánimo atormentado por el comportamiento de los padres dedicados algunas veces al trago, a los amigos, a los negocios y madres dedicadas a las novelas o a las vecinas, desatendiendo la nutrición física y espiritual de sus hijos.
Es cierto, no nacemos ni aprendemos para ser padres, padres e hijos nacemos juntos, por eso, lo mejor es crecer juntos.
Desde que nacen convérsales, cuéntale tus deseos y ambiciones de crecimiento personal, económico y social. Que participe de tus sueños. Así aprenderá a tener ambiciones, así aprenderá a soñar. Eso le empujará a estudiar y el éxito vendrá solo.
No andes tras de él. Anda junto a él.
En el primer caso se sentirá acosado y se volverá rebelde y problemático. En el segundo caso se sentirá acompañado, esto le hará sentirse seguro y te verá como un ejemplo al que no puede defraudar.
En la medida de sus limitaciones, exígele desde chiquitito, eso le enseñará poco a poco a ser exigente consigo mismo.
COMO SON LOS PADRES SERÁN LOS HIJOS, TARDE O TEMPRANO.
Todo niño necesita ser disciplinado en un ambiente de afecto, los mejores padres nunca llegan a extremos, es decir, no cariñan demasiado ni castigan permanentemente.
Los hijos no inventan comportamientos, no necesitas enseñarlos, ellos aprenden.
Si eres autoritario, aquel que sólo manda, no escucha, no dialoga con sus hijos, sólo ordenas. Así serán tus hijos en el aula y después del aula.
Si eres permisivo, aquel que todo consiente, todo está bien, no tienes autoridad. Así serán tus hijos en el aula. Sus compañeros se burlarán de él.
No son buenos padres aquellos que no expresan amor a los hijos, son fríos o indiferentes. Así serán ellos en el aula.
Son peores los padres agresivos y violentos……Pues, así serán los hijos en el aula.
EL RESPETO ES FUNDAMENTO Y BASE PARA TENER HIJOS VENCEDORES.
Como todo, el niño que respeta a sus padres lo hace por imitación, entonces será un niño que tendrá respeto por sí mismo, por sus ambiciones y sueños, por las leyes, por las autoridades, por los profesores y por la sociedad en general. Un niño educado con respeto será un adolescente no problemático y un estudiante preparado para ser vencedor en la consecución de su proyecto de vida.
Además, al niño hay que enseñarle a razonar. Todo tiene que ir acompañado con el por qué. Si tiene que hacer esto o no lo debe hacer, dígaselo por qué, es decir, hágalo entrar en razón. Si premia, si castiga, explique por qué lo hace.
Cuando va de paseo con los hijos, establezca con ellos anticipadamente reglas de comportamiento, si alguien la transgrede, dé por concluido el paseo, cueste lo que cueste, reniegue quien reniegue. Sin poses de amargura y de ogro, has valer tu decisión, de esa manera los hijos aprenden que a los padres se los respeta con cariño. Hable menos y cumpla más. No se deje convencer por llantitos si hubo reglas de comportamiento aceptado por acuerdo de familia.
Finalmente, asume junto a él la responsabilidad de su educación, enséñale a estudiar para saber, no para sacarse la mejor nota, pues, estudiando para saber, la mejor nota vendrá sola. Así como nuestra salud no puede ser responsabilidad solamente del médico, sino, de cada quien; también la educación de nuestros hijos no puede ser sólo responsabilidad del maestro, sino, de cada padre de familia; por esta razón, parodiando a un ex presidente norteamericano te diré: No preguntes solamente qué hará la educación por tus hijos, pregúntate también qué harás tú por la educación de ellos.
Pero también necesitamos de una educación de calidad, esto ya lo dijo Ollanta Humala, candidato por Gana Perú, esperamos que el respaldo popular aquí en Iquitos sea total, infraestructura, profesores capacitados y sobre todo la calidad de la enseñana que no tenga nada que envidiarle a un colegio particular,