Hasta en los temas de protestas no vivir en la capital de un país o de una provincia, marca una clara desventaja en la atención y solución de los mismos, por eso las medidas de fuerza de los gremios nacionales con bases provinciales se centran en Lima, si bien sus bases hacen lo propio en las capitales de regiones, la bulla, la presión mayor está en la capital y trata de llamar la atención de ministros, del Congreso de la República o Palacio de Gobierno.
Claro está, también, que cuentan con la cobertura de la mayoría de los medios de comunicación de alcance nacional. Entonces, salen las autoridades nacionales o a través de sus altos funcionarios a tratar la equis problemática en busca de soluciones. Si bien hay casos de paros y huelgas que se prolongan por mucho tiempo aun estando en Lima, generalmente no sucede así, encuentran atención a sus demandas.
En esta figura, los reclamos surgidos desde un sector del río Marañón, en Saramurillo, donde la protesta se expresa solo ahí, tiene un efecto menor ante la vista nacional. Ellos no tienen una portátil ni nada que se le pareciera ubicada en Iquitos, menos en Lima, que hiciera eco de lo que vienen haciendo. Entonces, la especie de desaire de los medios de comunicación nacional y cierto desinterés inicial de las autoridades nacionales, ya lo habíamos dicho semanas atrás, podría desencadenar en acciones violentas que contravienen la legalidad y tranquilidad.
Habría que agregar a la reflexión que el actual gobierno nacional ha anunciado que pondría atención especial a la prevención de conflictos sociales. Pero, parece que no hay buen olfato en el tema de la remediación de los sectores contaminados en los ríos Pastaza, Corrientes, Marañón y Tigre, y eso que es un asunto que viene arrastrándose cuatro décadas. Imposible no haberse enterado. Lo que sí es creíble, es que no hayan tenido en su plan de gobierno un estudio profundo sobre el tema, o quizás una tendencia a favor, o de solapar a las transnacionales, incluyendo a la petrolera nacional.
En el calor de la medida se vienen deslizando opiniones contrarias, otras a favor, y unos desatinados comentarios que no ayudan a la resolución del conflicto social y que antes bien con esas posturas, las alientan. Una vez más decimos que tanto la dirigencia y asesores indígenas deben tener claro cuál es el límite en sus acciones de protesta, y mantener mecanismos pacíficos porque podría descontrolarse. Otra cosa bien clara, los indígenas están solos en su lucha.