Tanta veces nos hemos referido al tema del mantenimiento de la carretera Iquitos-Nauta, diciendo que es una necesidad urgente, y que gracias a la pericia de los choferes y la gracia de Dios no ocurren más accidentes. Aunque el tema de la velocidad permitida es otro asunto que está pendiente ya que muchos conductores se alucinan que compiten en “fórmula1”.
Se ha dicho que el mantenimiento de la carretera está asegurado, pero cada vez que llueve a lo largo de por lo menos 70 kilómetros se arman charcos pequeños y grandes que nos hacen recordar al dibujo animado de la Pepa Pig y pensamos qué feliz sería en esas cochas, saltando con su familia cerdita y mojándose. Como parte del imaginario o una cuota de humor a un tema que enoja.
Se evidencia errores constructivos como pendientes mal hechos, tramos de las pistas muestran rajaduras, y ya vimos en tiempos pasados que enormes trozos de la pista se desploman por ojos de agua que fueron minando desde adentro y otras razones técnicas que quedan internamente.
Como los vehículos no bajan la velocidad se van formando escapes de agua que hace que se mojen entre vehículos, en caso estos no tengan bien aseguradas las ventanas de vidrio, afecta al pasajero. Es toda una odisea emocional porque muchos pasajeros temen un despiste al resbalarse las llantas.
Pero, aunque parezca increíble hay pasajeros que exigen gran velocidad quizás por estar apurados. No es el hecho porque está en juego la integridad física, la vida misma, cuántas muertes se han originado en la única carretera que tenemos, son decenas.
Las necesidades son grandes en la región, pero el ministerio de Transportes y Comunicaciones debe apoyar con una partida presupuestaria para el mantenimiento permanente de la carretera Iquitos-Nauta. Es de urgente necesidad por una vía que brinde garantías en el transporte interprovincial de pasajeros de Iquitos hasta Nauta y los tramos a lo largo de más de 90 kilómetros.