Es notorio que uno de los sectores orgánico dentro de las instituciones públicas más descuidado, es el que se refiere a sector social más vulnerable con leves y graves problemas de atención luego de haber sufrido algún tipo de violencia.
Cuando se crearon las Defensorías Municipales de los Niños, Niñas y Adolescentes – Demunas, tuvimos de verdad gran expectativa por la posibilidad de que los gobiernos de turno ediles le den ese toque humano a su razón de ser como administradoras de la vida de los vecinos.
Similar alegría y esperanza experimentamos con la creación del Ministerio de la Mujer y de Poblaciones Vulnerables, mirando que el capital humano de nuestro país, regiones y distritos volcaría su mirada hacia las personas y no solamente hacia la construcción con fierro y cemento.
La construcción, figurativamente, la que nos debe llevar por diferentes acciones a lograr mejores personas para una sociedad que afirme su desarrollo por las capacidades de ese capital humano que espera mucha atención de sus autoridades, y no ser tratados solamente como “un voto” en temporada electoral, para luego olvidarlos.
Es la responsabilidad de promover verdaderos ciudadanos, sin traumas, curados tras hechos que los han colocado en una condición de vulnerabilidad para su desarrollo personal y aporte a la sociedad a la que pertenecen, empezando desde sus hogares.
Demunas, Omapes, Adultos mayores, y otros programas sociales, son la “cenicienta” literalmente en casi todas las entidades ediles, sin presupuesto acorde a la necesidad, funcionan como pueden en ambientes poco adecuados, y en el colmo “sin agua” para la limpieza de sus ambientes y baños, como se reveló esta semana en Punchana, con varios meses sin agua potable.
El capital humano está descuidado. También en un centro de salud mental de la ciudad de Iquitos se pudo comprobar que la cita de un adolescente para atención psicológica es menos importante que alguna reunión interna que podría trasladarse a otra hora, no, prefieren dejar de atender al paciente y pasarlo a otro día. Esto tiene que cambiar, para apuntar a una sociedad desarrollada con valores humanos.
Capital humano descuidado
