Cambio brusco

Estamos viviendo situaciones que nos llevan a la queja permanente, por lo menos de una proporción considerable de la población de la ciudad de Iquitos, por la particularidad de construcciones en las vías que en los últimos años han estado sujetas a denuncias públicas y judicializadas.
Cuando nos referimos a queja permanente es porque si la temperatura está muy alta, que se asemeja a un horno, estamos quejosos por la aparente crueldad del ambiente y añoramos las lluvias sin percatarnos, quizás, que es un dolor de cabeza para centenares de habitantes.
Hemos experimentado temperaturas altas y bajas, aunque no tan bajas, pero que se percibe como cambio brusco, lo que nos ponen en una condición de inconformidad. Mientras hace mucho calor, nos fastidia, obvio, y cuando empiezan las lluvias también tiene su parte negativa.
Eso se ciñe al efecto de inundaciones en varias calles de la ciudad y de la zona periurbana que por obstrucciones en los desagües terminan anegándose y esparciéndose por las pistas e ingresando a los hogares, lo que ocasiona una contaminación que lleva al vecindario a pedir el apoyo de las autoridades ediles.
El reclamo va en el sentido de que se arreglen los desagües, que se ubiquen las obstrucciones, con la finalidad que se acabe este problema de inundaciones cada vez que llueve, más todavía que se ha iniciado la temporada de lluvias y va quedando atrás el fuerte verano alentado por las altas temperaturas.
La situación se torna desesperante porque no es necesario una torrencial lluvia para que ocurran las inundaciones, en diversos lugares una simple lluvia persistente les afecta con la acumulación irregular de estas aguas que pueden ingresar por la parte delantera de las casas, como por las huertas o patios traseros.