El problema no es de hoy, la violencia física y verbal siempre se ha dado, especialmente en los colegios por parte de esos que creen que son fuertes y que por eso pueden burlarse de los demás. Pero no a todos, sino que buscan al más débil de carácter de quien pueden fácilmente burlarse, al que toman de punto, como dice la criolla expresión. Es así que el acoso se produce repetidamente, siempre dirigida a la misma persona, a la que terminan por humillar, sea con un apodo, con un rumor infundado, tan solo con el ánimo de molestar y jorobar, para ser más claros, sin que haya habido el mínimo asomo de provocación previa por parte de la víctima.
Bullying quiere decir en inglés, toro. Como el comportamiento del acosador es un ataque, se le relaciona con el ataque del animal.
Esto es pan del día en todas partes. En instituciones públicas y privadas, escuelas y colegios públicos y privados, también. En instituciones y empresas, los que hacen los ataques son los jefes o los inmediatos superiores para hacerse notar como los que mandan y a los que hay que rendir pleitesía, o en muchos casos, para someter a sus víctimas a sus deseos, nada santos.
Los casos que han terminado con suicidios de jóvenes estudiantes, fueron porque se sintieron impotentes para repeler los ataques del agresor. La víctima, en estos casos, se encierra en sí misma y determina el cómo dar fin a su martirio.
Algunos maestros, esos que se dan airecillos de superioridad, sin tenerlo, se burlan de sus alumnos bautizándoles con un apodo, de esos que llaman a sorna y a humillación. El alumno, se vuelve un tonto de quien sus compañeros se burlan, porque si el maestro lo dice así, por qué no nosotros, dicen.
Esto no debe ir más allá. Ya tenemos varios casos que han finalizado incluso con la tragedia de la muerte. El Congreso debe penalizar el bullying y no solo quedarse en un proceso administrativo, como en el caso de los profesores que no sirve de nada. Que se tipifique como delito al bullying para que sea penalizado, con muchos años de carcelería a sus autores.