Cuando inició la cuarentena y estábamos en un estado de shock pasivo, por decir de alguna manera que lo aceptamos tranquilos, aunque tensos y tristes, nos mantuvimos muchos dentro de la casa, y los primeros meses las calles en las noches eran un desierto de público.
Eran días que nos preguntábamos y ahora qué va pasar, cómo será nuestra vida, puesto que, desde otros países, principalmente europeos los números por decesos de personas eran escalofriantes, miles de miles, como luego a nosotros también nos tocó con muchos hermanos loretanos fallecidos. Aunque por allá con otros niveles económicos de vida, la encerrada no parecía tan dramática, más que el aburrimiento.
En nuestra realidad con el comercio ambulatorio paralizado, las empresas públicas y privadas también paralizadas, salvo algunas, y mientras se alargaba la cuarentena muchos comentamos que esto va estallar cuando lo poco acopiado de alimentos se termine.
Fue cuando salió el tema de los bonos, de los CTS, de las AFPs, que se presentaron como los salvavidas para las familias y personas en general. En el caso de ciertos trabajadores, especialmente públicos nombrados y otros con cierta estabilidad laboral, el tema tampoco era tan dramático, había algo de dinero para sobrevivir.
Quizás los bonos llegaron a tiempo para evitar un desborde, también las bolsas solidarias con víveres, y la colaboración anónima de empresas y personas, pero vale resaltar la heroicidad de nuestros paisanos en extrema pobreza que no se enardecieron y protagonizaron saqueos como en algunos lugares ocurrieron. Puede ser también porque muchos se fueron a las comunidades ribereñas más cercanas regresando al ex hogar o llegando en casas de familiares para protegerse y aprovechar los recursos de la naturaleza para alimentarse.
Decimos esto porque cuando visitamos luego de varios meses de iniciada la pandemia a varias comunidades del río Itaya, los vecinos de la zona nos comentaron que las casas se llenaron de familiares que venían de la ciudad, y así la pasaron apoyándose y curándose con vegetales y cítricos. Todavía por investigar las propiedades de varias plantas para la cura de enfermedades.
En el tema de los bonos bajo el criterio de por familia ocasionó satisfacciones, pero también desagradables sorpresas porque el familiar al que le llegaba a su cuenta ya no estaba viviendo en la casa a la cual se quería beneficiar. Todo un tema crítico y difícil de resolver. La nueva propuesta del presidente de la República Pedro Castillo de que sea a la persona los 350 soles, podría resultar más acertada.
Lo importante es que lleguen los bonos y como dijo el Ministro de Economía que ya han hecho los cálculos fiscales y hay el espacio suficiente para pagar, se entiende que el dinero para los cerca de 13 millones de peruanos. En buena hora más bonos aliviadores, pero también se necesita más generación de empleos.
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Bonos aliviadores
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