Bienestar de la infancia

En esta semana, pero más específicamente entre hoy y mañana se realizarán diversas actividades por el Día de la Convención sobre los Derechos del Niño; que es universal y que nos invita a no perder de vista a la gran cantidad de menores que caminan sin rumbo y que por derecho les corresponde ser asistidos.
Otra conmemoración es la Declaración Universal de los Derechos del Niño, y que fue oficializa por la ONU en 1959, tanto años que han pasado, tantas autoridades elegidas que durante la campañas electorales se muestran frente a un o varios niños, niñas y adolescentes, pero poco o casi nada se ha avanzado en el tema.
Según la Convención, la más universal de los tratados internacionales, establece una serie de derechos para los niños y las niñas, incluidos los relativos a la vida, la salud y la educación, el derecho a jugar, a la vida familiar, a la protección frente a la violencia y la discriminación, y a que se escuchen sus opiniones.
Todos los miembros de nuestra sociedad —padres y madres, personal docente y sanitario, dirigentes gubernamentales, líderes religiosos, personalidades de la política, el mundo empresarial, la sociedad civil y los medios de comunicación— desempeñan un papel clave en el bienestar de la infancia.
En este caminar de la vida, hasta la fecha, cómo nos gustaría conocer de cifras que nos digan que estamos avanzando decididamente en lo que se refiere a los derechos de nuestra niñez, pero por el contrario aparecen estadísticas devastadoras como los casos de menores con anemia.
Como podemos ver, se trata sólo de una muestra de lo que no se hace o no hacemos bien, para que el derecho a una buena salud de nuestra infancia se cumpla. En educación tenemos otros temas como que muchos de niños de nuestra región Loreto no pueden estudiar la secundaria porque sus padres no pueden costearles los pasajes para asistir al colegio del pueblo que sí tiene ese nivel de estudios.
Así ese plan de promover y celebrar los derechos del niño a través de diálogos y acciones que construirán un mundo mejor para los niños, ya parece una utopía, es que desde 1959 lo estamos intentando, llegamos a 2024 y seguimos en lo mismo, sin resultados contundentes a favor de nuestros niños y niñas. ¿Hasta cuándo?

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