Una familia más que se ha enlutado por el accionar delictivo de las llamadas “barras bravas” que inicialmente acá en Iquitos iban surgiendo como movimientos juveniles inofensivos, que todo efusivos por ser aparentemente hinchas de un club de fútbol, celebraban.
Las caravanas motorizadas al término de los partidos llamados clásicos, no eran más que eso también, una expresión un poco extrema en cuanto a celebrar un triunfo, pero después vinieron los enfrentamientos y graves agresiones entre uno y otro grupo representativo de equipos futbolísticos. No serán todos, pero un buen número.
Las primeras víctimas fueron jóvenes que seguían a estos grupos, luego inocentes adolescentes que por curiosear se encontraban en medio de los enfrentamientos de “barristas”, así como personas adultas, mientras los vecinos empezaron a manifestar sus reclamos y exigencias de intervención policial contra estos jóvenes.
Barrios enteros soportan estas agresiones mutuas que hacen sufrir a familias enteras que tienen que esconderse debajo de las camas en sus domicilios por temor a algún objeto contundente o hasta bala perdida que pueda alcanzarles y hacerles daño parcial o mortal.
Los vecinos de diferentes sectores de la ciudad siguen reportando las peleas y graves lesiones que se dan entre barristas de diferentes clubes de fútbol, y se preguntan hasta cuándo seguirán soportando, mientras que la policía no encuentra al parecer una estrategia para erradicarlos, y tampoco la inteligencia policial puede captar a los cabecillas y desarticularlos.
En tanto esta semana, una víctima inocente más a perdido la vida por estos delincuentes juveniles que no hay quien les ponga el pare, y así dejen de hacer tanto daño a los hogares de las zonas donde más aparecen, porque hasta ventanas y techos son afectados por los ladrillos, palos, machetes, y otros objetos que usan para buscar herirse. ¿La seguridad ciudadana institucional podrá encontrar o gestionar alguna solución?
Barras asesinas
