Una de las más grandes crecientes de los ríos amazónicos, registradas en los últimos años, es la presente, que ha afectado a muchos pueblos de nuestra región, como ocurrió el 2012.
La provincia de Alto Amazonas no ha sido ajena a soportar la acometida impetuosa de las aguas que han arrasado con los sembríos, a lo que se suma la constante caída de lluvias torrenciales en toda la zona, que ha dejado afectadas a cientos de familias.
Sin posibilidad de hacerse de recursos económicos con el fruto de su trabajo, las familias están recibiendo ayuda humanitaria en víveres, a través de la gerencia subregional de Alto Amazonas del gobierno regional de Loreto.
Las consecuencias que acarrea este tipo de fenómenos naturales son impredecibles, pero no por eso la población vulnerable a estos ataques y las autoridades deberían olvidar medidas de prevención para evitar estos daños.
La prevención parte por no ocupar zonas inundables, de principio, pero muchas personas, pese a la advertencia se instalan y rechazan ofrecimientos de ocupar lotes en zonas que no se inundan. Esto a lo largo de los últimos años ha motivado reflexiones respecto a la implicancia legal, al punto que el año pasado las autoridades acordaron no titular en esas zonas, además que la ley lo prohíbe, sin embargo se venía haciendo lo contrario, tras el levantamiento del nivel del terreno.
Frente a esta realidad, ciertos analistas de estos temas opinan que los gobiernos tomen acciones y dicten medidas para que en el futuro, anticipándose a hechos que dan la impresión de ser fortuitos, pero que en realidad son predecibles y constantes, no tengan que echar mano a recursos destinados a otros menesteres, en solucionar los agudos y graves problemas de los damnificados, que bien hubieran podido estar a salvo, de haber existido un plan de prevención de este tipo de desastres, que incluya justamente la medida firme de no permitir la ocupación de terrenos inundables con fines de vivienda familiar.