- Votos y balas en Venezuela, para imponer una Constituyente a la medida del dictador Maduro:
Por: Adolfo Ramírez del Aguila
Docente de Educación Secundaria
Al momento del envío de este escrito, en exclusiva para este diario, el gobierno izquierdista de Nicolás Maduro, consumó una elección a su medida, para elegir a más de 500 miembros de la “Nueva Constituyente” que redactará en los próximos días, una nueva carta magna para seguramente “legalizar” la perpetuación en el poder del actual presidente, una especie de “giro a la cubana” en la tirante historia venezolana.
El acto electoral que se llevó a cabo ayer domingo 30 de julio, estuvo lleno de actos de violencia, tanto de la oposición como de la guardia chavista que se enfrentaron en las calles del país vino tinto, mostrando al mundo la grave crisis que padece este hermano pueblo sudamericano. Normalmente, un acto electoral es una fiesta democrática, en donde los ciudadanos mostramos civismo y tolerancia; en el caso venezolano, los pocos medios que trasmitieron el evento, mostraron ausentismo y miedo a la hora de emitir el voto.
Como es de público conocimiento, a la muerte del carismático Hugo Chávez, que estuvo en el poder por tres periodos consecutivos desde 1999 hasta su deceso en el 2013, asume el poder, vía elecciones democráticas, Nicolás Maduro, para el periodo 2013-2019. El talante político popular de Chávez, pronto se esfumó con el nuevo estilo de Maduro, que más bien mostró signos de corrupción y alejamiento del pueblo.
Este estilo poco democrático de Nicolás Maduro, incluso tuvo sus primeros cuestionamientos dentro del propio chavismo. Los militantes izquierdistas del PSUV (Partido Socialista Unificado Venezolano), el partido en el poder, denunciaron la poca autocrítica del nuevo líder y su falta de liderazgo para continuar las reformas del llamado “Socialismo del siglo XXI” iniciado por su antecesor.
A este chavismo sin Chávez (una especie de “madurismo”) se agregó la baja del precio del petróleo en el mercado internacional, y, por lo tanto, la “revolución socialista” no tuvo el sustento económico y empezó matemáticamente a generarse una crisis económica, al borde actual de una crisis humanitaria, irónicamente en el país con las más grandes reservas petroleras en el mundo.
Las protestas iniciadas el año pasado por los estudiantes universitarios, y generalizado actualmente en casi todo el país, han llevado al pueblo venezolano al borde del abismo político. Uno de los pedidos es el adelanto de elecciones para afrontar la emergencia. Maduro ha reprimido la protesta y se ha negado en todo momento a instalar una mesa de diálogo, como lo sugirió la mediación papal; y más bien, ha endurecido sus medidas represivas y ha criminalizado la justa protesta.
Desde hace aproximadamente 100 días, hay una huelga indefinida generalizada convocada por los líderes de la oposición, con marchas y actos de enfrentamientos que han causado la muerte de 114 personas, agravando los niveles de convivencia social que requiere un país para una vida digna. Muchos venezolanos han optado por migrar a otros países en especial Colombia y Perú huyendo de este caos, desabastecimiento y violencia que no tiene visos de solución.
Ahora, con el agravante de esta Nueva Constituyente, impuesta por el “chavismo sin Chávez”, Nicolás Maduro amenaza con perpetuarse en el poder; recordemos que Fujimori en los 90, hizo similar gesta antidemocrática. Los sectores populares, no tiene más opción que resistir a la dictadura y derrocarlo o huir del terror reinante.
Ojalá que, en los próximos días, haya buenas noticias desde ese rincón sudamericano. Recordemos que, desde Venezuela, Simón Bolívar y la Corriente Libertadora del Norte, partieron no huyendo de su país, sino decididos a liberar al Perú del colonialismo español, esto ya hace casi dos siglos.
Que la virgencita de Coromoto, patrona de la República Bolivariana de Venezuela, escuche los gritos de libertad de nuestros hermanos venecos y pronto se reinstale la democracia y la convivencia pacífica, como es el anhelo de todo pueblo de Dios.
¡De los autogolpes, líbranos Señor! Amén.