Este es un caso que atenta contra la tranquilidad y la paz social que vive Yurimaguas y sus distritos, pues ya no se conocía de estos hechos de sangre.
El martes 17 de agosto aproximadamente a las 3.30 de la tarde dos humildes campesinos que se dedicaban a la extracción forestal fueron abaleados en el caserío San Pablo de la Cruz, jurisdicción del distrito de Santa Cruz en la provincia de Alto Amazonas.
La comunidad se encuentra ubicada a 12 horas de caminata desde la capital de Santa Cruz en el valle de la quebrada Shishinahua límite con la Reserva Nacional Pacaya -Samiria.
El miércoles, el fiscal Alcides Estela Fernández y dos agentes de la DEINICRI – PNP no pudieron llegar al lugar para el levantamiento de cadáver, precisamente por la lejanía de la comunidad; lo más fácil que hizo el fiscal es enviar una autorización al APU del caserío para el cumplimiento de esa diligencia y el traslado de los cadáveres a Yurimaguas.
Los cuerpos de los infortunados campesinos identificados como Wilber Torres Francia (58) y Boris Jimmy Torres Vásquez (26) (padre e hijo), fueron traídos a Yurimaguas recién el viernes 20 en horas de la tarde.
El hermano de una de las víctimas Francisco Torres Francia, responsabilizó de estas muertes, directamente a las personas de Mauricio Yumi cahuaza y Atilio Yumi Pua (padre e hijo), pues ambos le habrían robado una motosierra, que al tener conocimiento del paradero de la misma, se fueron a reclamar dicha herramienta de trabajo, encontrando solo la muerte.
Ante el reclamo por parte de los familiares, quizás la conciencia de uno de los presuntos asesinos no le dejó vivir en paz, por lo que optó en entregarse el domingo 22 de agosto en la Comisaría de la PNP – Yurimaguas.
Se trata de Atilio Yumi Púa (24), quien inmediatamente en horas de la noche fue llevado esposado al hospital Santa Gema para pasar reconocimiento médico legal.
Al ser abordado por la prensa, dijo que cometió el delito por órdenes expresas de su padre Mauricio Yumi, pues éste amenazó en matarle a él y a su madre si no cumpliera con su orden.
Agregó que vino a entregarse para que las autoridades conozcan la verdad de cómo ocurrieron los hechos y deslinden responsabilidades. «Yo le disparé con escopeta en la cara al Wilber Torres y mi papá les remató a los dos», dijo sin ningún remordimiento.
El presunto asesino está en manos de la policía y del ministerio Público, cuya investigación se realiza en estricta reserva bajo el Nuevo Código Penal. (GLP)