A propósito de las remembranzas vivenciales de un gran militante del APRA.
Por: Edgar Valdivia Isuiza
Sorpresivamente y cuando menos se esperaba, el domingo 24 Abril en horas de la noche recibí la dolorosa e ingrata noticia del fallecimiento del Ingeniero Armando Ferreira López Aliaga, profesional de las ciencias agronómicas y forestales, forjado en los años iniciales y primeras promociones de la Universidad Nacional de la Amazonia Peruana, donde construyó las bases de sus convicciones y paradigmas con el quehacer social y político. Hombre que hizo de la perseverancia y la lucha constante una razón de su existencia. Profesional impetuoso que marcó hitos durante su largo recorrido por diversos estamentos de la administración pública en la región Loreto.
Armando Ferreira, ciudadano solidario, de gran emoción social, altruista a carta cabal, que desbordaba quizás hasta el extremo su apego por ayudar al prójimo.
Incomprendido por pocos pero reconocido por una muchedumbre de espíritus humanos que valoraban su afianzada fibra por el sentimiento de los demás.
Armando Ferreira, el popular «tunchi», apelativo cariñoso nacido en las tertulias de las aulas universitarias, por las ojeras que siempre marcan su rostro por un tema estrictamente genético.
Armando Ferreira López-Aliaga, nace un 05 de mayo de 1936, oriundo de Iquitos, marca la ruta de su vida cuando en su avatar universitario abraza la ideología del aprismo y lo transforma en una razón de su vivencia. Como un soldado más, se enrola en el Frente Único de Estudiantes Universitarios (FUED) que después se transforma en Alianza Revolucionaria Estudiantil (ARE), desde cuya trinchera afirma y consolida sus convicciones en la lucha por la democracia y las libertades ciudadanas.
En 1980 asume un importante protagonismo en la campaña presidencial de ese entonces, en una inédita gira por el rio Ucayali en la motonave «Augusta» en su calidad de Coordinador de Logística acompaña al Dr. Alan García Pérez y su esposa Pilar Nores en una gira fluvial de 07 días que se inicia en Pucallpa y culmina en la ciudad de Iquitos con un impresionante mitin sin precedentes en la historia de la Amazonía. Es uno de los pilares importantes para el triunfo del APRA en la provincia de Maynas, cuando en 1983, luego de una contundente campaña se elige al Ingeniero José Valera Suarez como Alcalde Provincial, situación que hace posible que en 1984 sea elegido Secretario General del PAP-Loreto, pero amén con su reconocido don de desprendimiento renuncia al encargo de las ánforas para propiciar un equipo de consenso que condujo en la región loretana el activismo victorioso del Dr. Alan García Pérez en abril de 1985.
Dicho esfuerzo, recibe el reconocimiento cuando en el primer trimestre de 1986, la Asamblea Departamental de Desarrollo de Loreto (CORDELORETO), presidida por el Ingeniero Alfredo Guiulfo Suarez, en ese entonces Secretario General del PAP-Loreto, lo elige por unanimidad como Vicepresidente del máximo ente corporativo del Estado en esta parte del país. Además, que por mérito propio ejercía las funciones de Director Departamental del Ministerio de Industrias, Comercio, Turismo e Integración. Marca huellas indelebles su paso por dicha Dirección, cuando transforma a la laguna de Quistococha, en un Centro Turístico de renombre con una exótica playa de arenas blanquecinas, que recibe la denominación de «TUNCHI PLAYA» en referencia al autor de la iniciativa. Dicha infraestructura que hasta ahora se mantiene y que cotidianamente recibe un masivo flujo de turistas nacionales e internacionales, es un reflejo del empuje que ponía en cada una de sus acciones el Ingeniero Armando Ferreira. Cuatro años de intensa actividad al frente del sector Industrias y Turismo, fueron espacio más que suficiente para demostrar su valía en el ejercicio de la función pública.
En años posteriores, Armando Ferreira se acogió a la jubilación y se dedico a la actividad privada, combinándolos con su inagotable trajinar como militante del Partido del Pueblo. Lamentable dolencias orgánicas mellaron progresivamente su estado físico y alejaron a Armando de la vivencia de toda su vida, su incesante caminar con el aprismo, a quien acompaño en todas las circunstancias, principalmente en los momentos más difíciles, cuando había que asumir con mucho coraje y estoicismo la responsabilidad de conducir una organización histórica por encima de los riesgos.
Armando Ferreira, fue un militante místico del aprismo, que muchas veces se pierden en el injusto anonimato. Es obligación de todos y cada uno de quienes lo conocimos y participamos junto con él en mil y una jornadas en el quehacer político-partidario y de compromiso ciudadano, proyectarlos en el recuerdo de las nuevas generaciones, en el nuevo norte de forjar el aprismo del futuro. Es el mejor homenaje que se merece.